Por: José de Jesús Guzmán Mora | Desde el llano rulfiano
San Gabriel, Jalisco.- La noticia del inicio de la Guerra de Independencia encabezada por don Miguel Hidalgo en contra del gobierno español, fue conocida en Sayula, Jalisco, cerca del 22 de septiembre de 1810 a la llegada de la diligencia que tenía como destino la Villa de Colima; a finales del mismo mes ya se conocía en San Gabriel y en Tuxcacuesco; los arrieros se encargaron de propagar la noticia.
En el ámbito regional el sayulense don José Antonio Montenegro, Licenciado en Teología en 1793, por el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México, se reunía de manera secreta con un grupo de personas que manifestaban ideas de libertad, gracias a las lecturas de los escritores franceses de la época, y conspiraron en contra del gobierno español; descubierto el complot y preso don José Antonio Montenegro, se le inició un proceso. Montenegro fue un adelantado a su época, que por sus ideas libertarias, debería ser reconocido como un precursor de la independencia de México, su nombre y su obra deben ser difundidos.
Tuxcacuesco fue cabecera de Partido y lugar de residencia del Subdelegado; al inicio de la guerra de independencia era don José Manuel Bobadilla, quien además era Comandante del Cuerpo de Realistas en ese lugar.
Don José Manuel Bobadilla, suplió a don José Ángel del Real quien recibió nombramiento de Subdelegado en el mes de julio de 1807, y murió en Tuxcacuesco el 9 de mayo de 1810.
El primer insurgente del que se tiene noticia y que llegó a la región de San Gabriel y Tuxcacuesco fue el Capitán José Manuel Carrión, de Sayula, y comisionado a finales del mes de octubre por don José Antonio “El amo” Torres para que atacara la hacienda de Zenzontla de Tuxcacuesco.
Para conocer más de los sucesos en aquellos turbulentos tiempos de la guerra por la independencia en la región de San Gabriel, es importante conocer la labor ministerial del señor Cura de Tuxcacuesco don Salvador Apodaca y Loreto, anti-insurgente y fuerte defensor del Rey.
Procedente de Zapotitlán, hoy de Vadillo, tomó posesión del Curato de Tuxcacuesco el 13 de febrero de 1803; a los pocos meses de su llegada promovió que la pequeña iglesia de San Gabriel fuera erigida como Vicaría de la Parroquia de Tuxcacuesco, y posteriormente, fue promotor para que en julio de 1814, San Gabriel fuera elevado a la categoría de Parroquia.
En una relación de méritos, hecha para aspirar a otro Curato fechada el 13 de enero de 1813, destaca haberse traslado de Tuxcacuesco a San Gabriel cuando sus pobladores se habían declarado insurgentes, logrando que se aquietaran a través de la confesión e instruyendo a sus habitantes por medio de severos sermones para que continuaran por el camino de la verdad y en la obediencia al legitimo Soberano.
Los hermanos Francisco y Gordiano Guzmán, fueron dos insurgentes que incursionaron en una extensa región del Sur de Jalisco, de Colima y Michoacán; Gordiano se integró a las filas de su hermano en noviembre de 1811.
El 4 de noviembre de 1812, fue atacado el pueblo de San Gabriel, por una partida de insurgentes comandados por don Gordiano Guzmán, que era considerado el segundo en el mando, en el libro de partidas de bautismos que se encuentra en la parroquia de San Gabriel existe constancia escrita de este ataque.
“… entró en este pueblo la gavilla del insurgente Gordiano Guzmán, la que robó todos los libros pertenecientes a esta Ayuda de Parroquia y muchísimos pliegos matrimoniales”.
De esto dio aviso al Obispado de Guadalajara, el Dr. don Salvador Apodaca y Loreto, Cura de Tuxcacuesco, residente en San Gabriel, pues la reciente Vicaría estaba bajo su jurisdicción.
Avisado el Subdelegado y Comandante de Tuxcacuesco don José Manuel Bobadilla, salió a su encuentro con las tropas de la Compañía de Tuxcacuesco, la caballería de Patriotas de Tecolotlán y con el auxilio de los soldados de La Acordada de ese lugar, atacaron juntos a las fuerzas de Francisco Guzmán que se componían de más de 200 insurgentes, en un punto cercano a San Gabriel llamado “La Loma del Ocote”, (El Ocotito) infringiéndoles una derrota, las crónicas hablan de que…
“… les dejó tendidos en el campo 30 cadáveres, dejó muchos heridos, liberó a 4 patriotas y les tomó 25 caballos y
parte de los robos que habían hecho”.
Los insurgentes atacaron nuevamente al pueblo de San Gabriel el 14 de julio de 1813; de este ataque violento solo existen dos actas de defunción de criollos fallecidos y ninguna de insurgentes. Ellos eran don Juan José Ximénez y don Marcelo Ximénez.
En el año de 1813, fueron fusilados Pedro Tomás Alcaraz, Juan de Rosas, Domingo Tomás Bargas, Anastacio Marcelino; y los indígenas Juan José, Pedro Antonio y Juan Alexo.
El 6 de octubre de 1813 San Gabriel fue atacada por los insurgentes, la población fue defendida por la Compañía de Patriotas comandadas por el Capitán don José Silverio Solís, sufriendo los insurgentes -en el ataque- la muerte de 40 de ellos y se les hicieron 11 prisioneros.
En Alista, atacaron casi quinientos hombres a trescientos y esta batalla se perdió de parte de los insurrectos con no pequeña pérdida, pero en la retirada sorprendieron a otro día, con setenta hombres, al Comandante don Juan Vizcaíno dispersándole la gente y tomándole algunas armas.
En una correspondencia de 1814 dirigida desde San Gabriel al Obispo Fr. Juan Cruz Ruiz de Cabañas por el Presbítero don Juan José Paniagua, párroco de Zapotitlán, menciona la incursión de insurgentes a la hacienda de Jiquilpan cercana a San Gabriel ocasionada por la “aversión” que se le tenía al señor Cura de la población y hecha con el fin de sorprenderlo.
En esa acción murieron don Marcelino Castellanos, español de Jiquilpan y don Máximo Montes de Oca, español, quien dejó viuda a doña María de Jesús Preciado. En este año de 1814 también fusilaron en San Gabriel a los insurgentes:
- José Felipe, de Las Tortugas.
- José de la Cruz Alvarado, de San Gabriel.
- Tomás Albarado.
En 1815 a José Sirilo, de San José de las Burras.
En San Gabriel, reposan los restos de un importante insurgente, don Mariano Gallaga, quien fue fusilado el 25 de junio de 1814.
Gallaga incursionó por una amplia zona entre los Estados de Michoacán y Jalisco, fue hermano del célebre insurgente Miguel “El lego” Gallaga, apodado “El príncipe”. Está comprobado que fue sobrino de don Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga.
También reposan en el cementerio los restos de don José Juan María Badillo, un insurgente nativo de San Gabriel quien atacó Autlán a fines de 1810, enseguida incursionó por Ahuacapán, y luego en la hacienda de Santa Ana cerca de Unión de Tula. En abril de 1812, junto a Francisco Guzmán y Francisco Chávez atacaron a las fuerzas del Coronel Manuel del Río; uno de los últimos ataques de los insurgentes en esta región, fue el cometido en los primeros días de mayo de 1814, a la hacienda de Cucuciapa, en El Grullo, muriendo en el ataque don Francisco Romero.
José Juan María Badillo, fue atacado y muerto en el “Reparo de los Noztles”, en la actualidad las rancherías de El Reparito y Los Noxtles en Tuxcacuesco, destacando que su cadáver fue llevado a San Gabriel por ser…
“… de este pueblo…” y … para desengaño de estas gentes, por ser criollo del país se trajo su cadáver, el que quedó expuesto al público”.
Por lo anterior se puede afirmar que el insurgente José Juan María Badillo era originario de San Gabriel, al que se le debe tributar el reconocimiento como un héroe insurgente, porque luchó hasta ofrendar su vida.
Después de Gordiano Guzmán, don José Antonio Béjar y “El indio” Candelario, fueron de los jefes insurgentes con más influencia entre los indígenas de San Gabriel, Tuxcacuesco y Zapotitlán teniendo como enemigos a las Compañías Realistas de San Gabriel y las de Tuxcacuesco en su persecución.
En San Gabriel se avecindó don José Antonio Romero, un insurgente originario de Zacoalco, quien siendo un jovencito acompañó a su padre cuando éste formaba parte del ejército de Miguel Hidalgo en la “Batalla del Puente de Calderón”, ofensiva que perdió Hidalgo y toda su gente. Don José Antonio Romero murió el 22 de febrero de 1890 en San Gabriel, las autoridades y el pueblo gabrielense le dedicaron un monumento en septiembre de 1942, después de haber exhumado sus restos del Cementerio Municipal.
Dicho monumento fue demolido en 1999, y en su lugar se colocó, solo una pequeña estela con el testimonio labrado en bajorrelieve en una loza, que estaba en el frente del antiguo monumento.
MV
