Por: Enya Roseli | Hablemos de Naturaleza
Autlán de Navarro, Jalisco.- En las tierras de Autlán de Navarro, Jalisco, el camino de Patricia Méndez Salazar comenzó con una ingeniera en recursos naturales y agricultura, cuya pasión por la Educación Ambiental ha iluminado su carrera profesional.
Patricia cuenta con más de 15 años de experiencia en este campo, marcando la diferencia con cada proyecto y lección impartida.
Su viaje comenzó como pionera en la educación ambiental en los municipios integrantes del IIGICRA y posteriormente en la JIRA, donde su influencia y dedicación dejaron huellas indelebles durante más de ocho años.
Actualmente, Patricia lidera el proyecto de Puntos Verdes, una iniciativa que supervisa cuatro espacios ubicados en áreas verdes de cuatro colonias, demostrando su compromiso inquebrantable con el medio ambiente y la comunidad.
Sin embargo, el camino no ha estado exento de desafíos.
Como mujer en su campo, Patricia ha tenido que demostrar repetidamente sus capacidades, ganándose la confianza a través de la consistencia y el compromiso. Ha enfrentado la discriminación y las diferencias salariales, pero estos obstáculos no han hecho más que fortalecer su determinación.
Uno de sus retos más grandes ha sido trabajar con personas que no creen en sus propuestas, además de luchar contra la apatía general y las limitaciones de presupuesto y personal.
La dedicación que transforma
A pesar de estos desafíos, Patricia se mantiene firme en su misión, impulsada por la convicción de que las mujeres pueden y deben ocupar puestos donde se tomen decisiones cruciales.
Con valores sólidos y un fuerte sentido de responsabilidad, Patricia subraya la creatividad innata de las mujeres y su incansable búsqueda de soluciones.
Dedicadas a su trabajo, las mujeres como Patricia creen firmemente en el poder de la determinación.
Su mensaje resuena con claridad: las mujeres tienen un lugar indiscutible en la mesa de decisiones, aportando no solo su conocimiento técnico sino también su sensibilidad y visión única para enfrentar los desafíos ambientales de nuestro tiempo.
Su historia es un testimonio de perseverancia, un recordatorio de que, independientemente de los obstáculos, la pasión y la dedicación pueden abrir caminos y transformar realidades.
Patricia nos inspira a creer en nosotras mismas, a luchar por nuestras convicciones y a nunca subestimar el impacto que podemos tener en el mundo.
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MV