Rosa Eugenia García Gómez | Las Carrilleras de Adelita
Zapotlán el Grande, Jalisco. 11 de agosto de 2022. (Letra Fría) Rieleras y juanes, en ocasiones la realidad supera a la ficción y el mensaje en Twitter de este martes del DIF de la ciudad de México, replicando lo que el Registro Civil de la capital mexicana determinó acerca de los llamados “nombres prohibidos”, nos lo recordó esta semana.
Ya sabemos que las redes sociales y su apertura infinita las hacen profundamente atractivas para la difusión pronta, y al parecer a los funcionarios implicados les pareció buena idea publicar la lista de 62 nombres de personas argumentando que buscaban desalentar a los padres y madres, o a quien quisiera sugerir las denominaciones y evitar el bullying a los potenciales portadores de los que consideraron singulares sustantivos propios.
La lista incluía: Aceituno, Amilcar Cajada, Aguinaldo, All Power, Anivdelarev, Batman, Benefecia, Buerger King, Cacerolo, Calzón, Caraciola, Caralalimpio, Cesárea, Cheyenne, Christmas Day, Circuncisión, Culebro, Delgadina, Diodoro, Email, Espinaca, Facebook, Fulanito, Gordonia, Gorgonio, Harry Potter, Hermione, Hitler, Hurraca, Iluminada, Indio, James Bind, Jorge Nitals, Lady Di, Marciana, Masiosare, Micheline, Panuncio, Patrocinio, Petronilo, Piritipio, Pocahontas, Pomponio, Privado, Procopio, Rambo, Robocop, Rocky, Rolling Stone, Sobeida, Sol de Sonora, Sonora Querida, Telésforo, Terminator, Twitter, Usnavy, Virgen, Yahoo y Zoila Rosa.
Y aunque en la red hubo -como era de esperarse- comentarios hilarantes, también se dio el caso de quien, con un análisis más profundo, encontró nombres cuya inclusión en la lista era más producto de la ignorancia y el prejuicio, que de una base sólida para la decisión unilateral… y por supuesto, la publicación fue retirada.
Las palabras no son buenas, ni malas, somos los seres humanos los que les damos connotaciones positivas y negativas con base en experiencias, tradiciones, religiones, culturas particulares y otros tantos elementos que hacen que le otorguemos carga de algún tipo. Es la interpretación lo que deriva en este tipo de descalificaciones.
Que sea una autoridad la que pretenda, desde su espacio limitado de poder –y al parecer, también de intelecto-, imponer una prohibición sin argumentos suficientes, lo que suscita este tipo de hechos, por decir lo menos, lamentables.
Y entonces nos hace pensar ¿será que eso, la falta de conocimiento y el prejuicio son característicos de otras decisiones de relevancia?
Por otra parte, es el análisis científico –las ciencias sociales también son Ciencia-, enmarcado en el respeto y con base en la experiencia profesional lo que ha de fundamentar decisiones para entonces ampliar la visión de las políticas públicas y alcanzar a vislumbrar que es la educación en el sentido más amplio, sin soslayar lo relativo al respeto que todos y todas se merecen, la que ha de guiar acciones sin prohibiciones innecesarias y exhibidoras.