Por: Gabriel Michel Padilla, cronista de El Limón, Jalisco
El Limón, Jalisco. 23 de marzo de 2022. (Letra Fría) Amigas y amigos, me defino y me considero a mí mismo, un simple trabajador de la palabra y un simple obrero de la reflexión. Muy poco tengo que mostrar a quienes se atrevan a leer lo que yo aporte a Letra Fría, ya en el aspecto académico, en el aspecto social o cualquier otro, soy un simple hombre de la calle que intenta reflexionar y compartir pensamientos con quienes me rodean, me gusta auto nombrarme “catequista”, palabra de origen griego que significa “aquel que hace resonar la verdad”. Bajo esas premisas comparto mi primera participación con ustedes bajo el emblema “Palabras de Honor”.
Comprometido con ese aforismo, procuraré que dichas aportaciones sean documentadas y fruto de una reflexión libre de ideologías ligeras y malsanas y como humanista, abierto a todo lo bueno, de cualquier vena de valores y culturas.
Los economistas que pertenecieron a la etapa del Liberalismo Económico entre quienes estaban Adam Smith, Robert Malthus y David Ricardo, por mencionar algunos, enarbolaban el famoso “Laissez faire, laissez passer” (dejad hacer, dejad pasar) axioma del libre mercado, la famosa “mano invisible” como definían a la ley de la oferta y la demanda.
Lo que en las primeras décadas del siglo 21 estamos viendo es que esa “invisible mano” se vuelve pervertible y de hecho se pervierte en favor de los dueños de las mercancías y en perjuicio de los que las adquieren.
Ahora el mercado se deja manipular por todo un aparato global de control mental del consumidor, llamado marketing, al que yo llamo el Mercado Persa del Idiotismo y la Enajenación. Esa manipulación del mercado no es otra cosa que un acto de engaño al consumidor, que cuenta con toda una estructura no sólo de imágenes, de luces y de ideologías vanas que convierten al “homo sapiens” un una caricatura, monumento a la docilidad de las seducciones que lo someten en nombre del mercado.
La seducción que convierte al conglomerado humano en simples marionetas del marketing es como un monstruo de mil cabezas que llega a todos los rincones de la partitura del “íntimo decoro” como dijera López Velarde.
No solamente le ordena qué comer, cómo vestirse, cómo gastar su tiempo, cómo preparar su funeral, cómo relacionarse con la pareja, con sus gustos, también le ordena y lo ata con una cadena invisible llamada “camino del estatus” que lo hace dócil a cualquier ocurrencia de los ambiciosos que controlan la publicidad del mercado para servir al dios “Mamón” (el dios dinero).
Para no alargar este diálogo presento algunas estadísticas lamentables para nuestra patria: Según las informaciones oficiales, en 2012, el sector de industrial de la comida preparada (léase chatarra) obtuvo ganancias por 28 mil 300 millones de dólares. Cuáles son los frutos sociales de esas estadísticas de la muerte? Aquí están algunas: 35.6 % de los niños mexicanos padecen obesidad, quienes creen hacer felices a sus nietos atiborrándolos de antojos no alcanzan a vislumbrar el daño que les hacen; 38.4% de los adolescentes (de 12 a 19 años) y 75.2% de los adultos también sufren el embate de las consecuencias del consumo chatarra producidos por la degeneración del dios mercado. Según datos oficiales en 2018: 8.6 millones (10.3% de la población) tenía diabetes. 15.2%, tenia hipertensión.
Amigas y amigos, la verdadera prosperidad no puede ir separada de la salud, la paz espiritual y la grandeza de ánimo. A estas alturas de la historia en que el poder de la mercadotecnia nos ha sorprendido, es hora de revisar qué hay que hacer para enderezar hacia su verdadero sentido. No coma basura, comprar y consumir no son actos económicos, son actos éticos, sociales y culturales. Vamos caminando hacia una nueva pobreza de espíritu, a una austeridad productiva, deje poco a poco sus vicios consumistas. Ame las frutas y las verduras, enseñe a sus hijos a comer naranjas, zanahorias y manzanas aunque la publicidad no comparta ese tipo de consumo. Rece, invoque a los ángeles custodios y recuerde que su cuerpo es templo vivo del Espíritu Santo, no un bote de basura.
Gracias.
Nota: Estadísticas fueron tomadas del folleto “Qué estás tragando?” Historieta del Fisgón, a partir de información de la Secretaría de Salud.
MA/MA
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