Por: Rosa Eugenia García Gómez | Las Carrilleras de Adelita
Zapotlán el Grande, Jalisco. 08 de septiembre de 2022. (Letra Fría) Rieleras y juanes, el recién ascenso al máximo peldaño del poder político en el Reino Unido por parte de Liz Truss, la tercera mujer en la historia de ese país del primer mundo, viene a remover la memoria feminista de estas trenzas latinoamericanas y de reluciente languidez si al ámbito mexicano se remiten.
En nuestro continente, porque eso sí, la inequidad de centro y Sudamérica también es paralela con las potencias norteñas, son contadas las mujeres gobernantes. Mientras que en la Casa Blanca aún no ha despachado ninguna mujer, como ha sucedido también en Canadá y México, en América son 13 las mandatarias que en periodos de la historia reciente han ocupado el máximo escaño político de su país.
Entre las más célebres está Michelle Bachelet quien ocupó en dos ocasiones la presidencia chilena de 2006 a 2010 y de 2014 a 2018 y luego se desempeñó como alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Otros ejemplos de mujeres en el poder en América Latina son Laura Chinchilla en Costa Rica; Violeta Barrios de Chamorro en Nicaragua; Mireya Elisa Moscoso en Panamá; Dilma Ruseff en Brasil, a quien destituyeron en un proceso que dudo mucho hubiera sido tan rápido y contundente si se hubiese tratado de un gobernante hombre; Cristina Fernández de Kirchner en Argentina –recientemente envuelta en un atentado contra su vida-, y Xiomara Castro en Honduras, todas ellas electas por el voto popular, no obstante su llegada como mandatarias estuvo condicionada por el aval de hombres, fuera la imagen de sus esposos fallecidos, o bien de políticos que en ellas vieron la continuidad de su mandato.
Lo mismo sucedió a quienes ocuparon cargos de manera interina: de 1974 a 1976, María Estela Martínez de Perón en Argentina; Lidia Gueiler Tejada en Bolivia a finales de los 70´s; Ertha Pascal Trouillot en Haití en 1990; en Ecuador Rosalía Arteaga Serrano, unos pocos días de febrero de 1997, Sila María Calderón en Puerto Rico en 2001 y Jeanine Añez de 2019 a 2020 en Bolivia, quien por cierto luego de la crisis política y la renuncia de Evo Morales enfrentó la pandemia por Covid 19 y el contexto caótico que dejó el gobierno anterior.
Estas excepciones en la historia de las presidentas latinoamericanas, lo único que hacen en el caso de México es recordarnos cómo el ámbito político, en medio de dobles juegos y una parafernalia de falsa equidad, está restringido para las mujeres en nuestro país o ¿será que esa tendencia está por romperse? Estaremos atentas.

MV