Rieleras y juanes, estamos en un periodo de reflexión y seamos creyentes o no siempre es buen momento para pensar sobre la paz y la procuración de acciones sociales, producto del acuerdo generalizado para el desarrollo armónico y positivo.
La paz no es solamente ausencia de conflicto sino un proceso positivo, dinámico y participativo. Promueve el diálogo para la solución de problemas con base en el entendimiento del punto de vista de las partes para la generación de una cooperación mutua.
Los procesos de paz no pueden ser tales si antes no se eliminan todas las formas de discriminación e intolerancia incluidas las que se basan en la raza, la identidad de género, el idioma, la religión, el origen de nacimiento, la tenencia o no de propiedades, las discapacidades o condiciones particulares.
De esta manera, la cultura de paz incluye un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida que se basan en el respeto a la vida y la erradicación de la violencia a través de la educación, el diálogo y la cooperación.
Para que exista paz plena también debe haber respeto de los derechos de cada ser humano por el simple hecho de serlo. Además, un reconocimiento de las libertades fundamentales de opinión, expresión, circulación, pensamiento, consciencia, religión y el derecho a la vida privada.
Asimismo, el respeto se ha de hacer extensivo al compromiso del arreglo pacífico de los conflictos, la promoción del derecho al desarrollo, el fomento a la igualdad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres además de la adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones.
Cultura de paz
Ya sé que me puse muy tira netas y que parece sermón, sin embargo esto no es nuevo para nada.
Lo hasta aquí relatado forma parte de la Declaración y Programa de Acción sobre una cultura de Paz discutido en la Asamblea General de la ONU a finales del milenio pasado, sin embargo el pasado reciente de esta casi primer cuarto del siglo 21, apunta a un nulo aprendizaje y puesta en práctica de las resoluciones aprobadas entonces.
El mundo se está volviendo un lugar más violento pues además de las guerras entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, que acumula miles de muertos, y la invasión rusa de Ucrania, que recién cumplió dos años. En este momento se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria.
Los discursos de promoción política con miras a las elecciones en el país más poderoso del mundo tampoco son esperanzadores, pues están centrados precisamente en narrativas de odio, separatismo, discriminación y un egoísmo social en contra de las personas migrantes.
La paz está en las narrativas declaradas, pero ausente para millones de personas en este mundo, esperanzado en un mejor futuro que no tiene certeza de una fecha para vivir una verdadera cultura de paz.