Este miércoles, Lulú Cano pone sobre la mesa la normalización del abuso sexual a menores, que tras el caso de Luis Alonso “N”, funcionario de Puerto Vallarta encontrado en su vehículo con una niña de 10 años desnuda, se mantiene impune aún en el ámbito legal.
Por: Lourdes Cano Vázquez
Autlán de Navarro, Jalisco. 19 de agosto de 2020. (Letra Fría) En una plática casual, de esas que se dan en medio del trabajo, hablábamos de las diferencias entre nuestra generación (millenials de finales de los años 80), con los niños que ahora terminan la primaria o inician la secundaria, cómo es que son mucho más desenvueltos en su forma de relacionarse con otras personas y definitivamente son más precoces en sus relaciones afectivas; la plática terminó con un comentario más o menos así:
“Es cierto, un amigo que estaba en prepa tenía de novia a una niña de sexto de primaria…”.
Los comentarios terminaron de forma abrupta pero ése último me quedó rondando en la cabeza; estamos hablando de normalizar una situación que implica un acto de pederastia y cómo hace unos años todavía no era visible el abuso a una menor, sino que hasta se podía alardear al respecto.
El contexto viene al caso porque detuvieron in fraganti a un funcionario del Ayuntamiento de Puerto Vallarta en su vehículo con una niña desnuda y el juez de control encargado de determinar su vinculación a proceso, tuvo criterios muy particulares para no imputar al detenido por corrupción de menores y le dejó mucho margen de maniobra a su defensa para librar el caso, algo que el gobernador no menciona en sus enérgicas publicaciones de redes sociales.
A ese grado llega el arraigo del machismo, porque así como alguien puede comentar como si nada que un muchacho de preparatoria tiene relaciones con un niña de primaria y la trata como su novia, de la misma forma, un juez puede considerar a la ligera el hecho de que un adulto tenga a una niña desnuda en su carro.
Las señales de machismo pueden ser pequeñas y parecer inofensivas o pueden llegar al grado de vulnerar los derechos de la niñez desde una posición de autoridad que administra la justicia; hasta ahí escala, y desde ahí se ejerce. No solo es machismo, es el abuso a los más vulnerables, no solo por el criminal, sino por la autoridad que debe protegerlos cuando su familia no puede hacerlo.
LL/LL
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