El primer domingo de junio serán las elecciones para renovar un montón de cargos públicos; la agenda política, el vaivén de las candidaturas, los candidatos, las candidatas, el chisme de que una le sacó la lengua al otro, serán una gran oportunidad para politizar la escuela.
Estoy seguro que a más de alguien este deseo le pareció inapropiado, un exceso de quien esto escribe, pero déjenme explicarles que el mejor trabajo del diablo ha sido convencernos de que no existe, y la mejor chamba de la clase política ha sido convencernos de que la política le saca granos a quien se le arrima y que mejor se las dejemos en exclusiva a ellas y a ellos, para que nos hagan el favor de ensuciarse por nosotros.
Insisto en que el año electoral será un buen momento para politizar la actividad escolar, pero no desde la visión que reduce la actividad política a ver qué partido gana las elecciones.
El apoyar a una candidata o a otra, denostar a uno o a otro, no es lo que se puede entender por politizar la escuela, es algo más de raíz y absolutamente necesario.
Las elecciones serán un buen momento para proponer situaciones de aprendizaje en que la vida en común, los problemas de todas y todos sean el centro de atención, lograr insertar una visión comunitaria y dejar de sonreírle a dos males para los que la política es una vacuna: el egoísmo y la apatía.
No crean que hablaré mal de mis estudiantes, son personas inteligentes y entusiastas, pero son hijos de su generación y es común que suden la gota gorda o de plano, se declaren incapaces de reconocer los problemas sociales de su entorno.
Construir agendas
Así pues, la posibilidad de construir conocimiento y mejores prácticas a partir de las elecciones, y en un enfoque dialéctico contrastar no a Morena con los opositores, a las candidatas mujeres con los candidatos varones, pero sí de generar una reflexión sobre el bien vivir a partir de diferenciar los alcances de propuestas individuales y colectivas, de rápido consumo y satisfacción o de garantizar recursos para generaciones actuales y posteriores, de perpetuar la violencia en cualquier de sus formas o de reconocer en las y los Otros, puntos de acuerdo que permitan la convivencia.
Por lo urgente del caso, hay agendas que me parece deben priorizarse, y si se va a hablar de las propuestas de las candidatas y candidatos, que sea para atender las siguientes crisis: en Jalisco, los daños ambientales que generan los incendios provocados durante los meses de estiaje tienen ramificaciones y estragos cada vez más perversos: la pérdida de los bosques está dinamitando nuestras reservas de agua, y poniendo en riesgo de muerte a comunidades que se ubican cercanas a los márgenes de los arroyos, no solo se trata de aguantar el humo cuando las llamas nos llegan cerca, tarde que temprano todos los incendios nos chamuscan.
La agenda de la construcción de la paz, también debe atenderse de distintos enfoques, en lo personal reflexiono que las políticas económicas del libre mercado, más gobiernos de enfoque populista han sido el caldo de cultivo en el que el Estado se ha debilitado, y nunca hay vacíos de poder, siempre algo o alguien los rellena.
Por razones políticas o económicas, debilitar al Estado permitirá que las mayores exportaciones mexicanas, sean el miedo y la zozobra como ya se vivieron en la versión ecuatoriana de narcobloqueos.
Política en el salón de clases
¿Se puede hablar de esa política en el salón? Sí claro, desde el reconocimiento de las instituciones, los gobiernos. Al valorar los procesos democráticos. Al valorar las diferencias y evitar que, en los contrastes de trayectorias, la polarización siembre el encono. Y sobre todo, de la forma en que podemos participar en la observación y la resolución de esos problemas comunes.
Así que en el aula sí les pediré que investiguen a las candidatas, así en femenino, pues serán mayoría en la competencia por los puestos importantes, y que esa investigación no sea para husmear en los armarios en la búsqueda de cadáveres.
La tarea es que escuchen y vayan más allá de las fotos o de los seguidores que las candidatas tengan en redes para llegar a los diagnósticos y a las propuestas que comunican, para preguntarse ¿Son las necesidades y oportunidades de mi comunidad o solo la del grupo que representa ese partido? ¿Cómo hago factible abonar mi participación y propuesta? Así nos vamos a politizar.
