Ejutla, Jal, 19 /abril / 1909 – Autlán 19/ febrero/ 2001
Por: Jesús D. Medina García | Simpatía por el débil
Autlán de Navarro, Jalisco. 19 de febrero de 2023. (Letra Fría) La vida de José Atanasio Monroy Rodríguez fue intensa, creativa, enigmática, trashumante y plena. Nació en Ejutla, Jalisco un 19 de abril de 1909, su familia se trasladó a Autlán con el pequeño recién nacido al antiguo Barrio de Las Montañas, este sería su primer viaje. Décadas después, en 1993 el Ayuntamiento de Autlán, concedería en su honor el nombre del pintor al parque que ahí se encuentra.
Sin embargo, “no existe ningún acta de nacimiento ni en Ejutla ni en Autlán, ni en archivos parroquiales o municipales”. Gabriel Lima Velásquez, amigo y biógrafo de Monroy, se dedicó a buscar sin éxito el documento según lo señala en su obra “Nació Para Pintar” (2011).
Durante su niñez, Atanasio estudió con las distinguidas maestras María Mares y Jesusita Pelayo, quienes lograron detectar e impulsar en el niño, la facilidad y el talento para las artes, especialmente para la música y el dibujo.
Decisión de vida: o músico o pintor, pues a los 14 años participó con la Banda Municipal en el Carnaval de Autlán, tocaba la tuba y según manifestó en una entrevista realizada en 1998, dudaba si continuar estudiando música o profundizar en la pintura.
El sentido de la decisión lo sabemos: pintor, emigrando valientemente en busca de su destino a los 16 años a la Ciudad de México para inscribirse en la prestigiada Academia de San Carlos.
Tal vez ahí estaría acuñando sin saberlo su famosa frase célebre: “Empecé a pintar con la absoluta convicción de que yo nací para pintar…por algo será, realmente toda mi vida he hecho cuadros”. Y así reza en su epitafio, donde ahora descansan sus restos en el Parque Funeral Autlán.
Es curioso pero la primera obra que se expuso en Autlán, de Atanasio Monroy, fue en una exposición montada en 1943, con motivo de un Congreso Eucarístico Nacional Mariano, que se llevó a cabo en Autlán como parte de los festejos de los “400 años de la fundación de Autlán”, que en realidad serían los 400 años de la construcción de la actual parroquia del Divino Salvador por parte de los frailes Franciscanos. No tendría un nombre náhuatl si no hubiesen existido habitantes en este valle desde la época prehispánica, diversas investigaciones y la arqueología así lo demuestran.
En realidad, la primera exposición formal de Atanasio la tuvo en el año de 1926 a la edad de 17 años, en el Palacio de Minería en la Ciudad de México, donde habían seleccionado la obra de los mejores estudiantes de la Academia de San Carlos. Es de suponerse la gran satisfacción y seguridad que le habrá significado a un muchacho llegado “del Rancho” exponer en ese majestuoso recinto.
Atanasio Monroy fue un incansable viajero, de carácter fuerte y firmeza en sus convicciones. Viajó hasta que sus condiciones físicas se lo permitieron: cinco viajes a Europa entre 1955 y 1982, recorriendo con avidez los museos y ciudades más importantes de ese continente.
Otro dato que llama la atención sería el episodio de “el destierro” de Monroy. Una vez terminado el mural del Centro Escolar Chapultepec (1945) se traslada a la ciudad de Guadalajara recomendado por el General García Barragán, a pintar su segundo mural en la Escuela Vocacional que hoy alberga las instalaciones del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías.
Sin embargo, pierde el apoyo del General García Barragán quien es defenestrado como gobernador, a la vez que padece presiones y amenazas de grupos conservadores quienes consideraron que la temática del mural ofendía a la religión católica, por lo que decide emigrar a la Ciudad de México, donde se reunió con Diego Rivera, Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros para comentarles lo sucedido en Guadalajara.
Los llamados Tres Grandes del Muralismo, se solidarizan con él, y publican un escrito en la revista “Hoy” en defensa del trabajo del pintor y en general del muralismo. Tampoco se ha podido localizar ese valioso manifiesto. Monroy regresaría en 1973, 27 años después a Guadalajara a concluir el mural.
En 1978 siendo presidente municipal de Autlán Gabriel Lima, invita a Monroy a que pinte un mural en la presidencia. Atanasio acepta con gusto y elabora el boceto de la obra, pero la iniciativa del presidente municipal es bloqueada por el cabildo en turno por lo que no se autoriza la ejecución de la obra. Ese sería “el mural que nunca pintó” en la presidencia municipal de Autlán.
En 1990 viviendo en Guadalajara, solo; como lo hizo toda su vida (nunca se casó ni se sabe que haya tenido descendencia), sufre un ataque de embolia, sus amigos Autlenses lo ayudan y posteriormente lo traen a vivir a Autlán, Carlos Mardueño (q.e.p.d.) se convierte en su principal mecenas, aunque en cuanto pudo Atanasio aprendió a pintar con la mano izquierda y nunca dejó de tener sus alumnos y clientes, quienes por muy bajos precios adquirían los cuadros.
Fue en esa época cuando la Red Universitaria de Jalisco, en un ejercicio de descentralización de sus funciones, se propone impulsar el arte y cultura en las regionesdel estado, y considera que Atanasio Monroy era un extraordinario y emblemático artista plástico cuya trayectoria merecía un rescate, y su obra una salvaguarda patrimonial.
Después de varias entrevistas, gestiones y labores de convencimiento, se logró que en 1999 el Maestro Atanasio Monroy aceptara que la Universidad de Guadalajara creara un concurso de pintura con su nombre. La misma institución educativa lo propuso como candidato al Premio Jalisco 1999 y 2000 en el campo de las artes.
El mayor complejo arquitectónico en la región dedicado al arte, actividades académicas y culturales, diseñado por el arquitecto Alejandro Zohn, recibe el nombre del pintor.
La mañana del 19 de febrero del año 2001, cuando iniciaba otra celebración del Carnaval de Autlán, José Atanasio Monroy Rodríguez a la edad de 92 años, emprendería otro viaje, esta vez; sin retorno. La noticia se esparce por la ciudad, el féretro es llevado a las instalaciones del Centro Escolar Chapultepec, ante sus históricos personajes que 56 años antes había plasmado en el fresco, profesores y alumnos montan una guardia fúnebre.
La Universidad de Guadalajara, hace lo propio y en la Casa Universitaria se le rinde otra guardia solemne. Una misa de cuerpo presente se lleva a cabo en el templo de Santa María de Guadalupe “en Las Montañas”, su querido barrio que lo acogió de pequeño 92 años atrás.
Es muy difícil decir cuáles serían las obras de mayor calidad estética de Don Atanasio Monroy, pero desde una apreciación personal, de los tres murales que pintó: el más emblemático sería el primero, el del Centro Escolar Chapultepec, en Autlán.
De los cerca de 3 mil cuadros que realizó destacaría, el Emiliano Zapata que se encuentra en la Ciudad de México, específicamente en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, (otra vez Chapultepec), el cual se incluye en el catálogo de la 3ª Bienal de Pintura (2016).
También por su técnica y composición, destacaría La Última Cena, que se encuentra en la Parroquia de Las Montañas en su barrio autleco, diría Antonio Alatorre.
En Guadalajara: el retrato del Rector de la Universidad de Guadalajara, en el periodo (1966-1971) José Ignacio Maciel Salcedo, patrimonio artístico universitario que se encuentra en el Paraninfo Enrique Díaz de León, actualmente Museo de las Artes (MUSA). Mismo recinto que alberga murales de Clemente Orozco.
Atanasio Monroy en la Colección Andrés Blaisten
La Colección Andrés Blaistense empezó a formar alrededor de 1978. A través del tiempo, ha sido reconocida tanto en México como en el extranjero como la colección de arte mexicano más grande y completa. Actualmente, es considerada la colección privada más importante de arte mexicano del mundo. La meticulosa selección de artistas y obras siempre obedeció a la excelencia conceptual y de ejecución, buscando establecer diálogos, así como afinidades plásticas y estéticas entre ellas, ignorando las agrupaciones previas y las filiaciones de carácter ideológico o político. El resultado ha dado un nuevo enfoque más comprensible de lo que es el arte de México.
Está compuesta por más de 12,000 pinturas, esculturas, obra gráfica y fotográfica de más de 800 artistas, las cuales van desde pintura colonial hasta el siglo XXI, siendo obras de la primera mitad del siglo XX su núcleo más representativo.
Atanasio Monroy toma como pretexto el tema de unos pescadores para hacer alarde de su buena técnica, en donde la luz toma un lugar fundamental.
En 2007, Andrés Blaisten firmó un convenio de colaboración con La Universidad Nacional Autónoma de México para la formación del espacio museístico denominado “Museo Colección Blaisten” dentro del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la propia Universidad, donde por un lapso de cinco años, fue exhibida al público en forma permanente una selección de su colección, y además se presentaron en su sala de exposiciones temporales importantes exposiciones generadas a partir de su acervo. Siendo este el primer Convenio de Colaboración entre un coleccionista privado y una institución pública en México.
En el año 2002, formó el Museo Virtual www.museoblaisten.com, patrocinado por la Fundación Andrés Blaisten, donde se despliega y transparenta la totalidad de la colección. Siendo un pionero en la difusión del arte mexicano para disfrute del mundo entero. En el año 2005 fue galardonado con el Premio INFOLAC de la UNESCO como segundo mejor museo en línea de América Latina y el Caribe, obteniendo con ello difusión en los sitios web de la UNESCO e INFOLA
No cabe duda que Atanasio Monroy siempre supo para qué había nacido. Qué afortunado.
Queda prohibida la reproducción total o parcial. El contenido es propiedad de Letra Fría.