Por: David Chávez Camacho
Autlán de Navarro, Jalisco. 30 de noviembre del 2020. (Letra Fría).- El desliz Gerardo Fernández Noroña-INE, donde el extravagante político y diputado federal por el PT se negó a usar cubrebocas, como manda la más elemental cortesía, por no citar la altísima responsabilidad y respeto, pinta enteramente a quienes confunden populismo con desvergüenza.
Recordemos. El 26 de noviembre, durante su participación en sesión del INE, Fernández Noroña se negó a usar cubrebocas, mientras argumentaba: “Yo sé que me quieren amordazado, hablaré sin mordaza porque además tomo mucha agua, consumo mucha energía al momento de intervenir y no puedo tomar agua con el cubrebocas puesto”.
El diputado agregó que la distancia entre él y sus interlocutores era más que suficiente para poder hablar, y acusó al INE de querer censurar su comentario. Dijo también que ni en la Cámara de Diputados exigen a los legisladores usar el tapabocas a la hora de participar.
Como la irresponsabilidad puede ser infinita, Fernández Noroña añadió que Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud y quien parece estar frente a la pandemia en México, ha sostenido que el uso del cubrebocas “da una falsa sensación de seguridad, no evita el contagio y tenemos la sana distancia y el espacio está ventilado”.
Ante la terquedad del diputado Fernández Noroña, la sesión del INE fue suspendida, toda vez que quienes estaban más cercanos a él se retiraron con tal de no arriesgar su salud. ¿Hay política en esto? Por supuesto, pero cualquiera con un mínimo de razón se hubiese retirado del impredecible político.
Por supuesto, las afirmaciones y actos de Fernández Noroña fueron ignorantes, irresponsables y hasta se podría decir que criminales, pues es de creer que tiene influencia sobre miles de mexicanos.
Pero el asunto no terminó ahí, pues luego el presidente López Obrador se atrevió a defender al diputado. AMLO dijo que “lo más importante es la libertad. La gente tiene que decidir libremente y tenerle confianza a los mexicanos, porque siempre actúan con sabiduría, el pueblo es sabio”. El mandatario nacional agregó que exigir el uso del cubrebocas es de “mentalidad conservadora que está más acostumbrada a las imposiciones”.
Lo anterior mientras el país registra ya 1 millón 78 mil 594 contagios y 104 mil 242 muertes por COVID19. Y uno se pregunta cuánto puede importar la política partidista cuando de la salud pública se trata. Nada, obviamente.
Tal pareciera que al presidente López Obrador no es que le importe gran cosa la libertad ni la sabiduría del pueblo, sino evadir su responsabilidad que por supuesto que sí incluye imponer como gobernante medidas restrictivas para mitigar los contagios de COVID19.
No quiere hacer su trabajo, y no quiere hacerlo por evadir el costo político, ya que piensa, es de suponer, que su mercado electoral y de marchantes carece de elementos de análisis suficientes para saber que la pandemia se debe enfrentar con acciones sociales restrictivas.
En México la muerte tiene permiso.
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