Por: Veiruth Gama Soria | Entre zangas y mangas
Autlán de Navarro, Jalisco. 20 de septiembre de 2022. (Letra Fría) Cuando inicié como locutora de radio, por allá en 1997, mi madre me dio un buen consejo: “piensa cosas positivas para que tus palabras sean positivas”, y tenía razón, el pensamiento es sumamente poderoso y cuando se convierten en palabras, éstas también son poderosas, porque tienen la fuerza de cambiar los escenarios.
La palabra es la manera que más usamos las personas para comunicarnos, y su efectividad surte efecto cuando logramos un efecto con ella, creando o destruyendo, por eso es importante el manejo correcto que hagamos de nuestro vocabulario, por ejemplo, recordamos la fábula de Esopo y la lengua, cuando dice: “…La lengua es, realmente, la mayor de las virtudes. Con ella podemos consolar, enseñar, esclarecer, aliviar y conducir. Por la lengua la enseñanza de los filósofos es divulgada, los conceptos religiosos son diseminados, las obras de los poetas se hacen conocidas por todos…”
“…De la misma forma que la lengua, bien empleada, se convierte en una sublime virtud, cuando relegada a planos inferiores se transforma en el peor de los vicios. A través de ella se traman las intrigas y las violencias verbales. A través de ella las verdades más santas, que ella misma ha enseñado, pueden ser corrompidas y presentadas como anécdotas vulgares y sin sentido. A través de la lengua, se establecen las discusiones infructíferas, los malentendidos prolongados y las confusiones populares que llevan al desequilibrio social.”
Las palabras no se las lleva el viento, pueden edificar o destruir, si tomamos en cuenta la importancia de las palabras que usamos al comunicarnos, seremos más prudentes al momento de comunicarnos.
El artífice de las palabras que usamos es el cerebro y es a través del proceso mental, voluntario o involuntario, que las personas formamos ideas y representaciones de la realidad, conocido también como pensamientos.
Por ello, es indispensable cuidar nuestros pensamientos. Así como seleccionamos la ropa que nos pondremos para una ocasión especial, podemos elegir los pensamientos que dignifican y nos suman. De igual forma, así como no consumiríamos una fruta podrida, podemos desechar los pensamientos que denigran y nos restan.
Podemos crear buenos pensamientos buscando las cosas buenas de la vida, lo justo, amable y virtuoso de las cosas. Por ejemplo, agradeciendo por un nuevo día al amanecer, decir “sí puedo” para superar obstáculos, pensar que un imprevisto (como una llanta ponchada) evitó una situación más desfavorable.
Como dijera Mahatma Gandhi: “Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos porque se convertirán en tu destino”
Somos lo que pensamos.
CAC