El maestro Juan Ignacio Arroyo Verástegui recibió, la semana pasada, un homenaje de parte del Gobierno Municipal de Autlán, en el marco del Día Nacional de Protección Civil.
La razón oficial fue por sus 38 años como docente en la Escuela Preparatoria Regional de Autlán de la UdeG y sus 24 años promoviendo la cultura y la estructura de Protección Civil en el municipio. Una vida al servicio de la educación y la prevención para reducir riesgos.
Me resultó imposible no ligar este reconocimiento a mi propia experiencia como su alumno en la prepa. Ni siquiera recuerdo el nombre preciso de las asignaturas, pero sí recuerdo sus clases.
Nacho generaba un ambiente de familiaridad, de reconocernos como personas; aprendía rápido nuestros nombres y nos asignaba tareas relacionadas con nuestros gustos y habilidades.
Un rasgo característico de las experiencias de aprendizaje que promovía, era que muchas estaban fuera del salón.
Nosotros pensábamos que estábamos perdiendo clase, pero fuera del aula o de la escuela, aprendíamos principios básicos de primeros auxilios, a reconocer y registrar de forma sistemática daños ambientales, a generar reportes de estructuras riesgosas, a organizar simulacros hiperrealistas con detonaciones reales y personas sangrantes en las escaleras de la escuela.
Educación fuera de las aulas
También nos enseñó a promover el arte y la cultura. Bajo su coordinación, hace más de dos décadas, organizamos uno de los primeros festivales de expresiones artísticas alternativas cuando Autlán aún respiraba más aires rurales: rock, hip hop, rap, jazz, trova, grafiti.
Vinieron estudiantes de todos los módulos de la prepa Autlán, que en ese entonces incluía a compañeros de El Grullo, El Limón, Ejutla. «Color Es Expresión» se llamó esa experiencia.
Pienso en otras dos cosas valiosas. Al hablar con Nacho, siempre se mencionaba alguna experiencia de capacitación. Ahora le conocemos como “Formación Continua” al interés que tenemos los docentes, más por motivación propia que por otra cosa, de estar buscando y tomando cursos, diplomados, capacitaciones, maestrías, doctorados. Nacho cuenta con decenas de ellas y de temáticas muy variadas.
Pero la lección más valiosa de Nacho, me parece, es materializar que la educación no debe quedarse en las aulas; la participación en la vida pública es indispensable.
Si mal no recuerdo, sus primeros cargos en el Gobierno Municipal tuvieron más que ver con la Ecología, pero luego su interés le hizo agregar ahí mismo la Protección Civil.
Despachaba en una oficinita de la segunda planta de Palacio Municipal, y fue su gestión y trabajo lo que hizo que la Coordinación de Protección Civil y Bomberos sea ahora una de las dependencias con más relación con la comunidad.
Han pasado diferentes Partidos Políticos, y Nacho sigue por su perfil técnico.
No está de más tampoco recordar que es uno de los integrantes más destacados a nivel nacional e internacional de la Sociedad Mutualista, organización que también tiene un rol protagónico y de participación activa en la vida pública.
Que sea este letrero las palabras que firma un exalumno agradecido y un colega con ánimo de aprender.