Por: Vianney Martínez Pérez
Autlán de Navarro, Jalisco.- El obispo de la Diócesis de Autlán de Navarro, Rafael Sandoval Sandoval, analizó la parábola del sembrador. En misa, el prelado explicó la «madre» de las parábolas de La Biblia.
La lectura del Evangelio de Mateo encabezó la tercera eucaristía dominical de julio. Previo a comenzar su homilía, el obispo agradeció a Dios porque «nos puede faltar todo, menos su palabra».
Mateo 13, 1-23, cuenta cuando Jesús habló a la gente en parábola, específicamente acerca de semillas y cómo germinan. Sus discípulos le preguntaron porqué no explicaba a las personas directamente el significado y el respondió que «porque no quieren convertirse ni que yo los salve». Los discípulos entendieron la parábola del sembrador.
Rafael Sandoval dijo que cuando una parábola es explicada, se convierte en alegoría. Al leerse en el fragmento bíblico lo que manifestó Jesús con la parábola del sembrador, el pasaje se convierte en una alegoría.
Posteriormente, el sacerdote lanzó una parábola a los fieles:
«A Dios le da por sembrar aunque la semilla se pierda. Nosotros tenemos que salir a sembrar, haya o no fruto», externó.
¿Qué significa la parábola del sembrador?
«La palabra de Dios es transformadora, es capaz de convertir . Dios nos habla a través de la vida ; mediante una enfermedad, una persona necesitada o cualquier circunstancia», finalizó Sandoval.
La parábola del Evangelio de Mateo narra como un sembrador esparce la semilla. Esta cae en distintos terrenos, en función de los cuales morirá o dará fruto. Concluye con una llamada a la escucha. Los evangelios canónicos incluyen también una explicación de la parábola dada por el mismo Jesús a sus discípulos.
El Evangelio plasma literalmente que:
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta.
La parábola del sembrador advierte de las circunstancias y actitudes que podrían impedir que cualquiera que haya recibido la semilla del mensaje del Evangelio produzca una buena cosecha.
Lee aquí la parábola del sembrador, en el Evangelio de Mateo 13, 1-23.
MV