Rieleras y juanes durante un trabajo de investigación que realicé acerca del quehacer periodístico platiqué con una periodista y editora de un medio reconocido y dentro de sus aportaciones reflexionaba y se cuestionaba su papel como periodista: ¿hasta qué punto nos consideramos especialistas en determinado tema e incluso área del conocimiento en función de los años que llevamos cubriendo las fuentes que lo tratan?
Para ejemplificarlo: ¿hasta qué grado se considera a sí mismo el periodista un especialista en economía en tanto que cubre sistemáticamente las fuentes económicas o de iniciativa privada?, ¿será verdad que al estar expuestos durante un tiempo prolongado entrevistando y relacionándose con determinado grupo de expertos como fuentes informativas por ósmosis aprendemos a hacer análisis de esa área de estudio?
La conclusión a la que llegó la periodista fue reveladora: no, a lo más que llegamos es a interpretar como ellos lo hacen determinados fenómenos sociales. Esto es, aprendemos a dar sistemáticamente su versión y posición. Eso no es ser especialista… y tampoco es ser un profesional del periodismo.
La reflexión puede sacudir por lo menos a varios editores y jefes de información. No son pocos los casos dentro del entorno periodístico latinoamericano en los que resulta que se considera que el periodista es especialista en determinado tema, no porque lo haya estudiado académicamente, sino porque lleva cubriéndolo más de una década.
El riesgo es grave: desde el punto de vista noticioso porque después de diez o quince años de asistir a los mismos procesos como cambios de gobierno, arranques de programas, planes económicos en diversas etapas, etc., ya nada parece novedoso salvo lo que se salga excepcionalmente de la norma.
Desde el punto de vista de la relación periodista-fuente de información, en no pocas ocasiones el primero cae en la prepotencia y el desdén hacia con el segundo, y es comprensible: en más de una década de asistir a los mismos procesos de un gobierno municipal, por ejemplo, el reportero conoce mucho más que el joven presidente municipal y los nóveles funcionarios públicos.
Y finalmente, desde el punto de vista profesional, porque no pocos caen en la tentación de sentirse “autoridades” en la materia y entonces se aventuran a juzgar como los especialistas que se consideran.
El mensaje es claro, la profesionalización y especialización del periodismo requiere actualizaciones académicas en el área periodística en general, y estudio enfocado en lo particular y en ese sentido lo que la sociedad globalizada actual necesita son periodistas-economistas, periodistas-politólogos, periodistas-sociólogos. Se lo debemos si en verdad queremos avanzar en el reconocimiento y reivindicación del campo periodístico.
