Por: Lourdes Cano Vázquez.
Guadalajara, Jalisco. 28 de mayo de 2018. (Letra Fría).- En la política mexicana aparentemente lo hemos visto todo y no es así, nuestros políticos nos demuestran que pueden superarse y siempre pueden caer más bajo. Es por eso que el próximo julio ganará quien parezca menos desagradable o a quien nunca le han dado la oportunidad de demostrarlo.
El nuevo PRI de hace una década terminó peor que el viejo, con todas sus estrellas venidas a menos, algunas de ellas incluso en la cárcel; el PAN por su lado, está en medio de una crisis de identidad que lo tiene fracturado en pequeñas tribus que probablemente solo coinciden en despreciar a su otro presidente y ahora candidato Ricardo Anaya, que tiene la misma popularidad de un saco de harina; el PRD está desaparecido entre coaliciones para sobrevivir, esos perdieron la identidad hace mucho. Hoy en día resuelven sus diferencias a golpes.
Y ahí está Morena, de la mano de López Obrador, tomando un segundo aire porque los caballos flacos contra los que compite, se lo permiten, con más probabilidades de ganar incluso que en aquel lejano 2006 donde su imagen de mesías no estaba tan desgastada, cuando no tenía que recurrir a cualquier disparate para mantener su popularidad.
A falta de personajes de peso en los partidos, está Morena recogiendo los pedazos de los demás, hablando de honestidad valiente mientras le da cabida a personas como Manuel Bartlett o Napoleón Gómez Urrutia, a celebridades de medio pelo, esos que saben menos que un niño de primaria o secundaria, de legislar.
Carmen Salinas en la Cámara de Diputados o Germán Martínez antiguo líder panista en Morena, son señales de que la convicción ideológica o la lealtad partidista ya no son características de la clase política actual, los militantes son ahora como jugadores de fútbol que un día juegan para un equipo y al día siguiente se van a otro porque les ofrece algo que no tenían. De igual forma, la falta de políticos de carrera es lo que tiene a los personajes de telenovelas incursionando en la política y todos estos factores en conjunto, nos hablan sin duda de una democracia enferma de gravedad en la que no existen profesionales dedicados genuinamente al servicio público, existen los personajes de garras largas esperando su oportunidad para aprovecharla y exprimir lo que se pueda exprimir.
AJEM