Por: Vianney Martínez Pérez
Autlán de Navarro, Jalisco. (Letra Fría) Como parte de las actividades cívicas del Festival Cultural, que celebra los 105 años de Atengo como municipio, recordaron a Santiago Ponce Torres, quien además de ser el primer presidente municipal, trajo la luz eléctrica al pueblo.
Una cruz hecha de crisantemos blancos con una base de gerberas amarillas fueron llevadas al busto de Santiago Ponce Torres, hombre que en 1917 se convirtió en el primer presidente de Atengo. Frente a éste, en media luna, posaban personas curiosas, infantes, adolescentes, servidores públicos y quien, luego de más de 100 años, sustituiría su lugar, la alcaldesa municipal, Luz Teresa Valle González.
Cuatro días antes, la tierra que Santiago había pisado hace más de un siglo se ponía de fiesta. El Festival Cultural no hace otra cosa más que celebrar el nombramiento de Atengo como municipio; desde el año 2000, la cabecera y comunidades de Atengo organizan eventos culturales y artísticos que traen a la actualidad su identidad, aquella que surgió desde la época prehispánica.
En el quinto día Atengo da por terminado su festival, esperando un año más para recobrar las ganas del pueblo por festejar. Es en el cierre cuando la sociedad civil y sus autoridades municipales llevan a cabo un tradicional acto cívico que, primordialmente, da lectura al decreto que promulgó como municipio a Atengo.
Comúnmente, el protocolo consiste en realizar honores a la bandera de México, sin embargo, en esta ocasión se incorporó el canto del Himno del Estado de Jalisco y el izamiento de la bandera del estado, en conmemoración a los 200 años de Jalisco como una entidad libre y soberana.
Ahí es cuando Santiago entra. Por años, transeúntes foráneos y habitantes pasan por el busto de Santiago Ponce Torres sin saber que fue el primer alcalde de Atengo. El hombre, por algunos, siempre ha sido recordado gracias a su labor política, pero poco se habla de algo peculiar: fue quien trajo la luz eléctrica al pueblo.
De acuerdo a Juan Sánchez Gómez, en su libro Atenco, a la orilla del agua, su hazaña se realizó con el apoyo de mulas, las cuales cargaron en sus lomos la maquinaria necesaria para instalar el servicio proveniente de Ameca.
De lo poco que se sabe de Santiago es que antes de ser presidente en 1917, fue propietario de la primera tenería del municipio, taller donde se trabaja con las pieles de animales; también era dueño del primer molino de nixtamal de la zona.
Luego de su mandato que duró un año, en 1924, Ponce Torres repitió su cargo como presidente de Atengo.
Ahora, 105 años después, las y los atenguenses gozan de uno de los principales servicios básicos gracias a Santiago Ponce Torres.
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