Por: Rosa Eugenia García Gómez
Zapotlán el Grande, Jalisco. 06 de octubre de 2022. (Letra Fría).- Rieleras y juanes estamos en un constante proceso de transformación y para establecer acuerdos a fin de enfrentar los reclamos sociales en materia de equidad e inclusión, las universidades están ocupadas en responder a la consigna que estudiantes, ellos y ellas, pero particularmente ellas, han planteado en la última década.
En este contexto, la comunicación como palanca impulsora de la socialización de significados es un campo de estudio, cuyos académicos y estudiosas desde las instituciones de educación superior discuten, comparten y reflexionan, justo como lo hicimos en el Encuentro Docente del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación en México en septiembre pasado.
En la mesa en que esta Adelita participó, donde se abordó la temática de la inclusión, la equidad y la democracia en la enseñanza de la comunicación, abordamos narrativas acerca de diferentes niveles de impacto en la construcción de una cultura de paz desde la inclusión de género, que se pueden categorizar como institucional-universitario, organizacional-académico y de la práctica individual docente.
Los y las académicas compartieron las medidas institucionales que se han tomado en las universidades para establecer las estructuras en materia de la protección de los derechos a la equidad, igualdad y a la vida libre de violencia, a través de la creación de protocolos para la prevención, atención, sanción y erradicación particularmente de la violencia de género, pero no de manera exclusiva, pues también se aludió a instrumentos para la no discriminación así como códigos de ética en los que se contemplan los derechos de las minorías y a la diferencia, además de los valores universitarios acordados desde los más altos órganos de gobierno universitarios.
En este sentido, se habló de la pertinencia de separar las unidades de atención a la violencia de género de las de defensorías de universitarios, a fin de evitar la coincidencia de las diferentes partes de un proceso, además de la práctica deseable del completo blindaje de los procesos legales en casos de acoso y hostigamiento para asegurar la justicia para las víctimas.
Una perspectiva organizacional académica sirvió de hilo conductor de análisis de estrategias para la inclusión transversal de temas de equidad de género e inclusión, de personas que viven con discapacidades físicas o cognitivas, además de manuales para el uso de un lenguaje inclusivo. Desde programas de servicio social, prácticas profesionales, unidades de atención psicológica y tutorías especializadas, hasta estrategias de capacitación como talleres, foros y conversatorios además del trabajo colaborativo con líderes comunitarios, activistas y defensores de derechos humanos y campañas para prevenir el acoso y el hostigamiento. Llama la atención la propuesta diversificada de visualizar los tendederos no exclusivamente como una estrategia de denuncia, para impulsar en ellos acciones comunicativas propositivas de sororidad y solidaridad.
En materia de la práctica individual docente, se compartieron estrategias producto de la iniciativa individual que han trascendido a ciertos niveles de transversalidad o bien visibilizadas en acciones colectivas, producto de liderazgos comprometidos con la equidad, la inclusión y el respeto a la diversidad, entre ellas la participación reflexiva e integradora en marchas y expresiones colectivas; la integración de los y las estudiantes en las decisiones académicas dentro del aula para abordar asuntos de inclusión; la apropiación de espacios públicos para la visualización de mensajes de apoyo en materia de hostigamiento y acoso, así como para la expresión de elementos simbólicos de respeto a la diversidad; la inclusión en los programas y materiales de estudio a autoras, así como de dar visibilidad al pensamiento de mujeres en el abordaje temático de las unidades de aprendizaje y el desarrollo de actividades para la generación de productos comunicacionales con contenidos alusivos a la cultura de respeto a los derechos humanos, sin limitarse a una tarea escolar sino compartidos y analizados por protagonistas comunitarios.
Estas apuestas provenientes de docentes de diversas regiones del país hablan de acciones macro, pero particularmente de las micro, las que se llevan a cabo todos los días en el salón de clases, inspiradas en los pendientes reales de la sociedad, pero que también han trascendido desde el ámbito universitario hacia las calles, justo como corresponde a una sociedad que aspira a la transformación positiva desde la reflexión compartida de las ideas.
MV