En noviembre de 2023 el Instituto de Información Estadística y Geográfica (IIEG) del Estado de Jalisco publicó una tabla estadística de las principales causas de muerte de cada municipio del Estado, para los años 2010 a 2022.
Para este último año, que fue el mismo en que regresamos del confinamiento debido a la pandemia, el Instituto reporta como las tres principales causas de muerte por enfermedad en Autlán de Navarro las siguientes:
En primer lugar, figuran las enfermedades del sistema circulatorio, con 109 casos, de los cuales 61 corresponden a enfermedades isquémicas del corazón (estrechamiento o bloqueo de vasos sanguíneos).
El segundo corresponde a las enfermedades del sistema respiratorio y las enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas (la mayoría relacionadas con la diabetes), con 71 casos cada una.
Este reporte del IIEG es bastante detallado. Incluye un desglose de cada tipo de enfermedad en el que se informan las cantidades de fallecimientos por cada uno de los distintos trastornos que se lo componen.
Sin embargo, no siempre fue posible conocer a ese nivel de detalle la causa de muerte de los autlenses. Aunque en los archivos eclesiásticos se conservan registros de defunciones desde el siglo XVII, las limitaciones en el desarrollo de la ciencia médica hacían, en muchas ocasiones, imposible el conocimiento de la causa exacta de la muerte de las personas.
La búsqueda en los registros
Si revisamos estos registros eclesiásticos de defunciones de hace 200 años, nos damos cuenta de que, en muchos casos, se asentaba una causa de muerte “genérica”, sin mayor información.
Pero no se crea que estos registros, escuetos y redactados en un estilo burocrático, no son una fuente importantísima de información sobre la vida diaria de los autlenses: están llenos de datos sobre la calidad étnica y clase social de las personas, sobre la forma de vida que llevaron y sus relaciones familiares, entre otros.
El caso es que, luego de una revisión del libro de registros de defunciones de castas de 1811 a 1833, que se encuentra en el archivo de la parroquia del Divino Salvador, encontramos que la gran mayoría de las personas que fueron sepultadas en Autlán y sus alrededores entre 1821 y 1825, los primeros años del México independiente, tuvieron a la fiebre como la causa de su muerte.
La falta de registros en los que se especifique a mayor detalle la causa de la muerte, nos hace creer que lo que se llamaba fiebre era una forma de llamar a un abanico amplio de enfermedades.
También hay una buena cantidad de registros cuya causa de muerte es todavía más vaga: simplemente se asienta que la persona murió de dolor.
Sin embargo, hay unos cuantos registros que se salen de esta generalidad y nos dan una causa de muerte más específica. Aunque a 200 años de distancia resultan, a veces, difíciles de identificar.
Las causas de muerte
Por ejemplo, el 13 de abril de 1821, un par de meses antes de que los autlenses juraran la Independencia, se sepultó en el cementerio de la parroquia de Autlán a Pedro Valera. Él era un adulto originario de El Naranjo que murió de empacho.
Poco antes, el 15 de noviembre de 1820, el español Paulino Aguilar, vecino de Autlán, fue sepultado en el mismo cementerio luego de haber muerto de oguío. Esta palabreja podría corresponder a hoguío, que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua recoge como sinónimo de ahogo, que significa “opresión en el pecho”. Quizás don Paulino sufrió un infarto.
En Amilpa, el pueblo prehispánico que estaba asentado en las cercanías del actual El Chante y que se despobló a mediados del siglo XIX, fue sepultado el 21 de enero de 1823 don Juan Antonio Gómez, originario de Tecolotlán.
El registro de su sepultura es rico en datos curiosos: se afirma que este personaje murió de cáncer, una causa poco común entonces, y es de los pocos registros de este lugar en que se usa el tratamiento “don”, lo que nos habla de que se trata de una persona de importancia social.
Otra causa de muerte poco común en los registros es el sarampión, que fue de lo que murió el niño José de la Cruz, quien era originario de El Zapotillo pero fue sepultado también en Amilpa el 28 de diciembre de 1825, Día de los Inocentes.
Los piquetes de alacrán eran algo que ocurría de vez en cuando en Ahuacapán, según los registros de las personas que se sepultaron en ese lugar. Una de ellas fue la niña María Nabora Hernández, a quien sepultó el párroco de Autlán, José Diego Gómez el 3 de marzo de 1822.
Hay también en este periodo quien murió de evacuaciones, de muerte repentina, de parto o de que “lo alcanzó la agua”, como le ocurrió a un niño anónimo de Amilpa.
Fuentes:
- «México, Jalisco, registros parroquiales, 1590-1979.» Database with images. FamilySearch. http://FamilySearch.org : 22 February 2024. Parroquias Católicas (Catholic Church parishes), Jalisco.
- “Ahoguío”, en el diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. Consultado el 29 de febrero de 2024 en https://dle.rae.es/ahogu%C3%ADo.
- Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco. “Defunciones generales por lista de tabulación para mortalidad de la CIE según año y municipio de registro, Jalisco, 2022”. Recuperado el 29 de febrero de 2024 en https://iieg.gob.mx/ns/wp-content/uploads/2023/11/IEGEVDefuncionesGralesporCausaMun2010-2022.xlsx
MV
¿Tendras referencia de donde estuvo ubicado el cementerio de Ahuacapan o siempre ha sido en donde se encuentra actualmente?