Jeniffer Samantha Luna Flores
Autlán de Navarro, Jalisco. 06 de junio de 2022. (Letra Fría) La sangre como uso terapéutico es insustituible y no puede ser fabricada en laboratorios como otras terapias, lo que significa que su único medio de obtención es la donación de sangre.
Su función es la de transportar oxígeno y otros nutrientes a todo el cuerpo para su funcionamiento y está indicada cuando un paciente ha perdido sangre de forma considerable, disminuyendo sus valores normales y poniendo en riesgo la vida.
Cuando la pérdida de sangre es de forma súbita (hemorragia masiva), el cuerpo experimenta una serie de síntomas como confusión, mareo, presión arterial baja, dificultad para respirar, sin embargo, cuando la pérdida de sangre es lenta como en la anemia, por deficiencia de hierro en la alimentación o la insuficiencia renal, no se presenta la sintomatología hasta que los niveles son muy bajos.
Las pérdidas de sangre son diversas, pueden ser carenciales por la dieta, o pueden ser secundarias a otras enfermedades como la insuficiencia renal, la diabetes, el cáncer, hemorragias digestivas y otros eventos como las intervenciones médico quirúrgicas complejas, la atención materno-infantil, el embarazo y la atención a las emergencias por desastres naturales o causados por el hombre.
Mencionar lo anterior como acto introductorio, tiene el objetivo de especificar que una transfusión de sangre puede ser necesaria en cualquier momento, nos encontremos cursando con alguna enfermedad o no, es decir, sea cual sea mi condición de salud, la necesidad de una transfusión de sangre es latente.
El Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea (2022) señala que, en el 2017, México alcanzó 18.9 donaciones de sangre por cada 1000 habitantes, una cifra verdaderamente baja, de estas transfusiones solo el 5.2 por ciento corresponden a donaciones voluntarias y altruistas, siendo el resto donaciones por reposición. La alarma radica en que en no existe la cultura de la donación de sangre en nuestro país, y que las donaciones que se registran se efectuaron por una necesidad familiar y no por la comprensión o conciencia de hacer donaciones regulares para garantizar la calidad, seguridad y disponibilidad de sangre.
Aunque pareciera no tener repercusión, existe una importante diferencia entre la donación altruista y la donación por reposición. En la donación de sangre voluntaria y altruista hablamos de una donación motivada por valores cívicos y morales, que identifica la relevancia de la donación de sangre regularmente, siendo consciente de la importancia del cuidado de la salud física y prácticas de riesgo que pueden generar un impacto negativo en el receptor de sangre derivado de posibles procesos infecciosos. En la donación por reposición o familiar, estamos hablando de una donación requerida, forzada, dada la condición física de un familiar o amigo cercano que está necesitando la sangre como único recurso terapéutico, sin existir consciencia de la propia salud física ni de las posibles prácticas de riesgo que en un momento dado van a comprometer la salud de quien pueda recibir la transfusión de sangre.
Se le conoce como unidad de sangre o concentrado eritrocitario a una donación de sangre colectada en una bolsa específica que será transfundida a un paciente que esté requiriendo el vital líquido, sin embargo, para ser transfundida la unidad de sangre, se deben realizar una serie de estudios específicos que determinan que la sangre este libre de patógenos que puedan ser transfundidos también con la sangre y causar una enfermedad grave como el HIV, la Hepatitis, Sífilis, entre otros. El problema radica en que existen periodos de ventana que pueden ocultar la detección de estos patógenos en el donador en un lapso de aproximadamente 3 meses y ser transfundidos al receptor, de aquí la importancia de ser CONSCIENTES DE NUESTRA SALUD Y PRÁCTICAS DE RIESGO que puedan poner en riesgo la vida del que recibirá la sangre.
En el mes que se celebra el día mundial del donante de sangre, 14 de junio, cabe esta columna, buscando crear conciencia sobre el valor de la donación de sangre regular, voluntaria y altruista, así como del cuidado de nuestra salud. Todos y todas podemos salvar vidas al ser donadores de sangre después de cumplir los 18 años y mantener un armónico estado de salud. Cuidemos nuestro cuerpo y pensemos a futuro.
“Los voluntarios no reciben paga, no porque sean inservibles, sino porque son invaluables.” Sherry Anderson.
Fuente. Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea. (2022). Guía Nacional de Criterios para la Selección de Donantes de Sangre Segura y sus Componentes Sanguíneos para el Uso Terapéutico. México.
MA/MA
