Por: Elefante Blanco | Alianza de Medios
Veo con profunda consternación y aún más grande indignación que el día de ayer asesinaron cobardemente a dos sacerdotes jesuitas: a los padres Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales. No necesito ver el mapa para saber que se hallaban en la sierra tarahumara y no necesito pensarlo un instante para hablar de la vocación tan grande que los distinguía.
Se necesita mucho valor y muchísimo amor por los otros para trabajar de por vida con aquellos que carecen todos los días de lo esencial y que deben luchar a brazo partido para obtenerlo. No cualquiera puede tolerar el dolor al ver su dolor, la tristeza al oír las historias que cuentan, o al ver sus condiciones de vida, que parecen tan difíciles de superar y en las cuales, con frecuencia, se ve tan poca voluntad del resto de la sociedad para ayudarlos. Muchos no lo toleran y desvían la vista, cierran los oídos, se van a otra parte.