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Palabras de vida, palabras de amor | Crónica taurina

Fieles a su estilo, los toreros firman una tarde triunfal en la plaza "Alberto Balderas" para abrochar el Carnaval Autlán 2022.

Fotografía: Vianney Martínez/Letra Fría

Por: Carlos Efrén Rangel

Autlán de Navarro, Jalisco. 2 de marzo de 2022. -(Letra Fría)- Los seres humanos no estamos hechos con un molde que repita rasgos entre uno y otro. Cada uno tiene sus propios valores, condicionados por vivencias y contextos, e incluso habrá quien diga que son marcados por ese soplo de vida individual, por nuestra alma. Los toreros rebuscan en su interior para expresarse, desarrollan una personalidad marcada. Los cuatro toreros del cartel ofrecieron una tarde triunfal, por ser fieles a su personalidad.

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Emilio de Justo pintó un recital del toreo de clase, que sin recursos de feria pudo estremecer a un tendido que hizo la mejor entrada del serial. Fiel al estilo de pureza y hondura que lo han hecho abrir la puerta grande de Madrid, y acompasado con la embestida del toro mexicano que es más lenta.

Con “Luna de Barro” comenzó el romance, los primeros encuentros con el capote escenificaron un diálogo de miradas y movimientos en el que hombre y bestia se compenetraron, y cada uno le dio al otro lo que ambos necesitaban. Con la muleta De Justo comenzó por bajo con una lidia estética que ya apuntaba a alto, para ya centrados, ofrecer una faena que debe ser didáctica para el público local: citando ofreciendo la verdad del pecho, para luego sacar los vuelos de la muleta que iban a los belfos, llevarlo muy templado atrás del cuerpo y ligar con otro pase igual.

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Dio lo mismo el lado por el que toreó, en ambos corrió la mano para sentir que todo es posible cuando se pasean los pitones frente a las piernas, como si el cuerpo solo sirviera para sentir y no para recibir cornadas. Cortó dos orejas, porque se entregó en el trámite. El toro fue premiado con arrastre lento.

No fue lo único que vivió el extremeño, “Palabras de Vida” fue el séptimo de un festejo largo y vibrante. Fiel a su encaste mexicano, que tiende a subir de intensidad conforme transcurre la lidia, el toro de La Estancia solo fue una vez al caballo, dio algunos problemas en las banderillas, pero luego se entregó en la muleta. Emilio fue fiel a una concepción de toreo, de hacerlo vertical, de ofrecer el medio pecho, de bajar las manos y curvear los vuelos de la muleta para lograr el enigma del temple, ese que hace parecer aletargadas las embestidas de una locomotora.

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Otra vez se regodeó por los dos pitones, y el tendido se dio por enterado, pidió el indulto. Sabrá Dios si Don Javier Medina, juez habitual en el biombo autlense lo hubiera concedido, pero José Luis Santana sí lo hizo. El ganadero, Alejandro Martínez, me confió que el nombre es porque a través de los toros, él y su hijo, se encuentran con la vida y el cariño fraternal, y que ese toro que regresa al campo a disfrutar el paso de los años, representa una muestra de amor. Luego, con el micrófono aún frente a los labios, las lágrimas comenzaron a rodar.

Fiel a su estilo también fue el primer espada Finito de Córdova, la figura española debutó en la Alberto Balderas y con el que abrió plaza pasó inédito. Pero con el quinto, “Pericocho” tuvo pasajes de ese toreo clásico y elegante con el que ha marcado época en España. Aprovechó las embestidas de un toro que descolgó el rostro, y pudo emplearse en muletazos largos y muy reunidos. El toro tardó en doblar y diluyó un buen ánimo, fue silenciado y aplaudido al despedirse. Fue el único que no salió en hombros.

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Sí lo hizo Arturo Macías, quien recupera movilidad de la pierna derecha luego de una espantosa cornada en el 2019 en Las Ventas de Madrid. Fiel al estilo bullanguero, les hizo fiesta a sus dos toros, hasta donde se dejaron y fue mejor “Pericocho”, el segundo de su lote. El saludo capotero tuvo sabor, así como las gaoneras del quite. Pero luego, fiel a su estilo, comenzó el concierto de recursos que impactan: rodillas en tierra, cambiados por la espalda, “Pelea de Gallos” para enredarse a la muleta mientras el toro pasaba. Abrochó por bernardinas y se tiró a matar decidido, cosechó su entrega y cortó dos orejas.

La de Autlán fue la cuarta corrida de Héctor Gutiérrez como matador de toros, es un joven con una mente muy lúcida y una técnica desarrollada, también con un especial olfato para leer el comportamiento de los toros. Saludó a “Tío Pájaro” con verónicas cadenciosas, para ya en el tercer tercio pegarse unos arrimones sin estruendos, con un valor sereno, interiorizado, sin desplantes, pero encunándose honradamente en los pitones porque el toro era noble y obediente al engaño, y él honradamente quiere vivir del toro, firmar contratos y si salía en hombros, verían la foto en España y sabrían que en México hay un chaval que está tumbando caña y que en dos días seguidos tuvo dos puertas grandes. Por eso se arrimó, porque es el rasgo de personalidad que le caracteriza y lo suyo fue un toreo fiel a ese estilo que le valió dos premios.

Con el que cerró plaza mostró pasajes de un toreo más cadencioso, con una técnica más desarrollada que irá ganando en expresión propia. Su trasteo tuvo calado aunque la imagen de Emilio de Justo que acababa de indultar estaba fresca. Fue variado en el capote, y firme en la muleta, pero el toro se hizo de piedra. Salir en hombros estaba asegurado.

La tarde resultó triunfal, redondeando un círculo que comenzó hace cinco días que pusimos fin a una sequía de veinticuatro lunas sin toros, y cerrando con palabras de amor y de vida puestas en los pitones de un toro que regresa a vivir a las delicias del campo, porque un torero extremeño lo toreó con fidelidad a un toreo clásico que movilizó las fibras sensibles de un público que exigió que ese momento viviera para siempre.

Ficha. Última corrida del serial 2022 en la Plaza de toros “Alberto Balderas” de Autlán de la Grana. Entrada:  Tres cuartos del aforo. Toros de La Estancia: El encierro con menos trapío del serial, pero dos con extraordinario juego, el tercero con arrastre lento y el séptimo indultado. Finito de Córdova (negro y oro), palmas y silencio. Arturo Macías (sangre de toro y oro), silencio tras aviso y dos orejas. Emilio de Justo (verde esmeralda y oro), dos orejas e indulto. Y Héctor Gutiérrez (sangre de toro y oro) dos orejas y silencio.

MA/MA

Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Educación Básica.

Actualmente es profesor de español en secundaria y de Maestría en la Unidad 143 de la UPN. Desde los 17 años ejerció como reportero y comunicador en radiodifusoras y periódicos locales en Autlán. Aficionado práctico de la literatura, la crónica taurina y las columnas de opinión.

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