Que siempre sí. El presidente de México Andrés Manuel López Obrador, le abrió la puerta a la OCDE para que el próximo año se aplique la prueba PISA, misma que estuvo en duda principalmente por su origen, que es la organización internacional que promueve que los países adopten políticas neoliberales, que aunque el término está desgastado y politizado, sí se pueden reconocer como aquellas que priorizan el desarrollo económico, el fortalecimiento de las empresas y el libre mercado, por encima del desarrollo humano y social.
Los estudiantes mexicanos harán la prueba. Ojalá que se les dé un buen uso a los datos del desastre.
La prueba PISA es una evaluación internacional que mide las capacidades de estudiantes de tercero de secundaria y de sexto de primaria, principalmente en tres campos del conocimiento: habilidades matemáticas, comprensión lectora y ciencias.
La última prueba se aplicó en 2022 y arrojó datos preocupantes
Todos los países vivieron una caída en la educación de sus estudiantes, atribuible a la pandemia. México tuvo principalmente en matemáticas resultados muy desfavorecedores, del tipo que pone en riesgo el desarrollo del país.
Insistiré en mi pleito personal con la prueba PISA, insistiré en que nadie me lo ha platicado, yo lo he visto con estudiantes de mi salón. Es casi norma, que los aplicadores lleguen con los alumnos, les expliquen que el examen en nada afecta a su calificación y que validen que haya morros que contesten al azar y en 15 minutos una prueba que debería contestarse en un par de horas.
No hay manera que los resultados salgan bien. Nadie me lo ha platicado, yo lo he visto.
Aún así creo que es una buena noticia que existan evaluaciones internacionales. Una evaluación debe considerarse como una oportunidad de mejorar, los instrumentos de medición como son los exámenes, ayudan a detectar áreas de oportunidad sobre las que hay que diseñar estrategias específicas.
Yo que soy maestro de español, los últimos resultados me llevaron a incluir en mi práctica, insistentes ejercicios y proyectos que abonen a que los estudiantes comprendan lo que leen. Lo malo del asunto, es que no se vislumbra un plan estructural, abundan los esfuerzos y las acciones aisladas.
Nueva oportunidad
Una nueva medición, nos ayudará a determinar si la emergencia educativa generada por la pandemia permanece o ya se superó. Porque podemos preferir modelos de desarrollo más sociales que económicos, pero nadie puede poner en duda la necesidad de la comprensión lectora, de la resolución de problemas matemáticos, ni de la trascendencia del desarrollo científico.
Debo reconocer que en este caso no soy optimista, y anticipo que la clase política no usará los resultados con esos fines: lo hará para crear una carnicería que desestime a los gobiernos en turno, a los profesores y a los procesos y estarán felices de decir: ¡miren qué malas son las escuelas! Y su visión concluirá ahí, porque hasta ahora solo para eso les ha servido.
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