Por Roberto Suárez-Archundia
Zapotlán El Grande, Jalisco. 12 de junio de 2022. (Letra Fría) El mes más importante para la comunidad LGBT+ llegó. Sin lugar a dudas el mes de junio, en comparación al resto de meses, es hoy por hoy clave para la libertad, amor, respeto y búsqueda de la igualdad y derechos para toda la diversidad sexual.
Sin embargo, las batallas ganadas han generado a lo largo de las redes sociales; el imaginario colectivo y desde luego los detractores del movimiento, cuestionables narrativas que desacreditan este mes, mejor conocido a nivel Internacional como mes del PRIDE, y que en ocasiones incluso miembros del mismo colectivo forman parte de esta desacreditación, haciendo especial énfasis a las ya conocidas Marchas de la Diversidad Sexual o coloquialmente llamadas “marchas gay”.
Como contexto es importante entender por qué este mes fue elegido para llevar a cabo las Marchas de la Diversidad Sexual, la exigencia de derechos, la búsqueda del dialogo y la creación de espacios de información, culturales, artísticos y políticos para lograr avances en la materia.
Como es bien conocido (o tal vez no tanto como debería) todo surge en el verano de 1969, específicamente un 28 de junio. En ese momento existía un famoso pub (establecimiento de bebidas de origen anglosajón) llamado Stonwell Inn, ubicado en el barrio neoyorkino de Greenwich Village, siendo uno de los poquísimos espacios que se tenían para la comunidad LGBT+ del momento, que desde luego era bien conocido, y constantemente, experimentaban acoso, violencia y actos homofóbicos, por parte de las autoridades neoyorkinas, específicamente de la policía local.
El 28 de junio de 1969, en uno de los ya usados “cateos”, la policía intentó arrestar a personas dentro del famoso establecimiento, siendo los motivos del arresto el bailar con personas de tu mismo sexo, o vestir fuera de la heteronorma, siendo claramente violentadas individuos externos al estatus quo, como personas trangénero, queer, travesti, transformistas y drag queen. Que de paso hay que decirlo, son pioneras en el movimiento LGBT+.
Agotados del trato inhumano, violento y degradante los asistentes de Stonwell decidieron resistir, aproximadamente a la 1:20 a.m., se inició una batalla a la que se unieron miembros del todo el colectivo LGBTTTIQA+, desencadenando un antes y un después en la búsqueda, exigencia y cumplimiento de derechos fundamentales para la diversidad sexual, tomando en cuenta la dignidad y libertad de las personas para si mismos y los espacios que habitan.
Denominando el “Orgullo LGBT+”, es decir, un sentimiento intrínseco con respecto a no avergonzarse jamás de ti mismo, sin importar tu orientación sexual, identidad de género o expresión de género. A demás de siempre ser tratos con dignidad porque su condición humana así lo exige. Sin importar lo antes mencionado. Así nace (de forma resumida) el mes del Orgullo LGBT+.
Si bien es cierto que estas luchas desde los años sesenta han ayudado a crecer y obtener derechos como colectivo, no se puede perder de vista que esto no ha terminado. Superadas las leyes que discriminan y penalizan las prácticas LGBT+ (donde se ha logrado), se busca aplicarlo a todo el planeta, a demás de hacerlo cumplir de forma expedita, tajante y real.
Es importante hacer mención el aspecto cultural al que se está ligado, gran parte de las violaciones, ataques y discriminaciones nacen dentro de nuestros propios núcleos familiares y sociales, al adaptar prácticas hereditarias que son genuinamente violentas y normalizadas hacia la diversidad sexual.
En México todavía existen materias por solucionar, como la incorporación total del país al matrimonio igualitario, la legitimación de las adopciones homoparentales, la eliminación y penalización de las llamadas “terapias” de conversión en todo el territorio mexicano, la visibilización y acreditación de las infancias trans, entre muchos otros temas a tratar.
Las Marchas de la Diversidad Sexual existen como el componente más visible de este mes, espacios que nos recuerdan que la batalla todavía no terminado, que falta mucho por hacer, y que no solo se trata de aplaudir lo ganado y voltear a otro lado.
Que actualmente mi estatus como miembro LGBT+ privilegiado (porque yo poseo derechos) no nuble nuestras vistas, y seamos conscientes que faltan mucho por resolver.
Si bien es cierto que no todo mundo puede estar de acuerdo con estas marchas, sean miembro del colectivo o no, es importante mencionar que este espacio es para algunas personas el único donde realmente se sienten a salvo, seguros y en plena conciencia de sí mismos. Lo cual va mucho más allá de solo un día en nuestro calendario. En más de una ocasión este mes, estos espacios, estas marchas han salvado a más de una vida.
Sí, es una marcha por la reivindicación LGBT+; sí, es un festejo; sí, es una explosión de colores; sí, es un acto de exploración y resistencia social pero jamás, jamás será una marcha, día o mes sin sentido o sin importancia. Porque, aunque han pasado más de 50 años desde aquella primera vez, esto, todavía no termina.
MA/MA
