Un relato ilustra con precisión la importancia que tiene en la vida profesional la preparación constante. Empieza con un hombre que vive en un bosque, donde ser leñador es un oficio vigente. Es fuerte y comprometido con su trabajo, conoce de árboles y reconoce el punto exacto para asestar el golpe. Por ello, le va bien, ya que produce leña que puede vender a buen precio.
Con el tiempo, el leñador notó que su producción bajaba y no había esfuerzo que alcanzara para producir lo de antes, hasta que se encontró con un colega y, en un diálogo, le preguntó sobre la última vez que había afilado su hacha: “Hace mucho, tengo que ir al pueblo y eso me tomará por lo menos un día entero, que no estaré en el bosque cortando leña”.
Abundan las hachas sin filo, debido a la fuerte resistencia que existe a perder una jornada de producción. El cuento viene a cuento porque esta semana se celebra en Jalisco el Recrea Academy, una especie de foro educativo organizado por la Secretaría de Educación Jalisco para profesores de todos los niveles, en el que se presentan conferencistas especializados en educación, con espacio para autores reconocidos a nivel internacional y nacional.
También se ofrecen talleres, grupos para presentar investigaciones, interactuar con material didáctico novedoso y, sobre todo, la oportunidad de dialogar con colegas y descubrir en el intercambio oportunidades para afilar el hacha.
Pese a ser una gran oportunidad para dialogar y reflexionar sobre la práctica docente, con el fin de mejorarla y ofrecer resultados que se acerquen a las expectativas, el Recrea Academy no ha estado exento de polémica, ya que para que los profesores vivan la experiencia de actualización es necesario tomarse uno o dos días en los que no hay clases.
Pocas cosas son tan condenables a nivel social como que los profesores hagan cualquier otra cosa que no sea estar en el salón. Menos aún, cuando los días no están contemplados en el calendario oficial, y la SEJ convoca, pero no autoriza de manera formal que los profesores salgan de sus aulas para capacitarse.
En la edición 2024, y en la semana previa, los organizadores determinaron que todas las actividades se realizarán de manera virtual, lo que por un lado echa por tierra numerosas gestiones hechas por los profesores para asistir, y por otro lado animó a directivos escolares a poner numerosas trabas para participar.
No está de más hacer notar que hay leñadores que, con el día dado para ir al pueblo a afilar el hacha, conciben el espacio como una “jornada libre” en la que bien pueden ir al pueblo de compras, o quedarse en casa a atender agendas personales o familiares, alimentando el discurso que asume que, ante la autonomía, el gremio docente opta por evitar la fatiga.
No creo que sea así; la inmensa mayoría de los docentes participa en los espacios de formación, sobre todo cuando implican calidad.
Prepararse, actualizarse, dialogar con colegas, escuchar a expertos y participar en talleres permite afinar prácticas y mejorar procedimientos. Se pierde más queriendo hacer leña con un hacha sin filo.