Por: Jeniffer Samantha Luna
Autlán de Navarro, Jalisco. 20 de junio de 2022. (Letra Fría) “Uno debe tener la capacidad de analizar lo que ignora y no descalificarlo de golpe y porrazo; desmenuzar cada uno de los hechos para comprender el todo.” Comienzo con esta frase de Benito Taibo de su libro Persona Nornal (¡qué libro!), dado que el objetivo de esta columna es reflexionar sobre la facilidad con que hoy en día criticamos y desacreditamos todo aquello que no cabe en nuestra cabeza, ni figura en nuestro mundo. Sin embargo, el problema, considero va más allá de la acción de la crítica, comprende el hecho de juzgar sin conocimiento, sin sentido y peor aún, detrás de un dispositivo electrónico en una red social que deja de lado la responsabilidad del hecho.
Es aquí donde de nuevo traemos a la empatía, ese valor que desde mi percepción, emoción y cognición es la bandera que puede rescatar al mundo de la superficialidad, de la intolerancia, de la insensibilidad, de la agresión, de la crítica destructiva que gobierna muchas identidades.
Somos, pensamos, hacemos y nos gustan cosas distintas, eso es lo que enriquece a nuestro mundo, lo que lo hace interesante y lo que constantemente puede hacernos mover e ir de un lado a otro en busca de cosas nuevas y diferentes, y aprovechar precisamente esa diferencia para definirnos y evolucionar.
Todos desde nuestra trinchera tenemos mucho por aportar, por construir y por mejorar, en especial por mejorar nosotros mismos, y velar por una sociedad más humana, solidaria, responsable y progresista. Que la diversidad nos enriquezca y no nos limite, el mundo no podría evolucionar con un pensamiento uniforme.
Cuidemos que nuestras palabras, nuestros textos, nuestras acciones tengan buen propósito, tengan un impacto positivo, produzcan, construyan, reconforten, ya lo dice Quino, “no es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario, es pensar todo lo que se dice”.
No son humildes opiniones aquellas que causan estragos en el otro. No es sinceridad, es agresión, es violencia, es irresponsabilidad.
Cierro de la mano de José Saramago,“somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos; sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.”
MA/MA