Si en tu entorno hay una persona que ejerza la profesión docente, abrázala; créeme que tu acto empático será reconfortante. Esa cercanía le traerá ánimo para enfrentar el escenario que vive.
No le hagas caso a la idea que en estos días abundan los descansos, porque lo más seguro es que la carga de trabajo extra que significó la organización del festival del Día del Niño y luego del Día de la Madre no se curó el fin de semana, ni con la suspensión de clases del próximo jueves.
Piensa, cuando abraces a la docente o al docente que está en tu camino, que vive épocas de incertidumbre, marcadas por un avance vertiginoso de tecnologías desafiantes que trastocan la dinámica de los salones y que, con mucha frecuencia, lo hacen dudar de tener la capacidad de responder a los retos que plantean los alumnos.
El abrazo le devolverá el cariño que entregó a raudales cuando conoció la realidad lacerante que le contaron sus estudiantes, que son víctimas de entornos violentos, abandonos paternales o enfermedades que trastocan la vida. Porque las lleva ahí, te aseguro que no las pudo dejar en su salón.
Si ves a un maestro, abrázalo fuerte; le va a caer bien esa muestra de aprecio. Porque es un docente mexicano, y los salones de clases en este país tienen, según datos del INEGI (2023), en promedio 28 alumnos en primaria y 34 en secundaria, cuando el resto de los países de la OCDE anda por los 21 y los 23, respectivamente.
Un abrazo viene bien cuando se sabe que la profesión no termina en el aula, y que encuestas publicadas en el Merrimack College Teacher Survey (ASCD, 2023) reconocen que cada profesor destina un 20% de trabajo a labores no remuneradas, marcadas por la carga administrativa. Abraza fuerte a una maestra o a un maestro, porque la mitad de los profesores mexicanos tienen síntomas de burnout (UANL, 2021), esa enfermedad silenciosa que apaga y que mata lento.
Aprieta mucho tus brazos, porque los maestros sabemos que el cuidado de las niñas, niños y adolescentes (NNA) es prioritario, pero también nos sentimos jurídicamente indefensos cuando esos mismos protocolos han empoderado a padres mentirosos y a estudiantes violentos que son respaldados en detrimento de profesores que quieren cuidar el orden y marcar límites de convivencia. Dile que también deseas que prospere la “Ley Tere”.
Abraza muy fuerte a tu maestra y a tu maestro favorito, el jueves si quieres o cualquier día de la semana; dile que entiendes que, en su condición humana, hace lo mejor que puede por enseñar cosas útiles, por abrir ventanas y ensanchar puertas. Dile que, aunque en la tele y en las redes los poderosos quieren convertir a las escuelas en guarderías para que los padres trabajen y trabajen para acrecentar fortunas ajenas, la acción de un docente se parece más a la de un farolero que prende las luces y que te invita a descubrir el mundo.
¡Feliz día a mis colegas! Los abrazo con admiración.
