La vitamina A es importante para la visión normal, el sistema inmunitario, la reproducción, además del crecimiento y el desarrollo. Davidnia García nos habla de ellas, nuestras pequeñas, grandes aliadas.
Por: Davidnia García | Nutrición Sana
Desde pequeños el comer bien ha representado una parte importante de nuestras vidas. A quién no, su mamá o papá les dijo: “comete todo, hay niños en otra parte del mundo que no tienen que comer”. O ¡ya quisieran otras personas tener qué comer!
Y dentro de lo que se consideraba -y en muchos casos sigue considerándose- “comer bien”, se engloba también la creencia de darle a los niños que están en pleno desarrollo algún suplemento alimenticio, principalmente aquellos que son ricos en vitaminas.
Pues bien, en muchos casos, les puedes preguntar a los padres de familia ¿Por qué les dan vitaminas a sus hijos?
Algunas de las respuestas más comunes son: ¡Para que crezcan! Es que tienen unas manchitas y seguro es por falta de vitaminas, para darle más energías al niño/a, para que sea más fuerte, para que no se enferme, y mil cosas más.
Me he encontrado que muchos de los pacientes adultos que crecieron con este tipo de creencias, consumen vitaminas a diestra y siniestra, sin antes considerar si realmente tienen una deficiencia y necesitan consumirlas, sin considerar consultar a un especialista en salud.
Si bien, en todos los casos lo que se procura es el bienestar, debemos de tener en cuenta que a través de los alimentos que consumimos todos los días podemos obtener la mayoría de vitaminas, si nuestra alimentación es variada y equilibrada.
¿Qué son las vitaminas?
Las vitaminas son sustancias esenciales que nuestro cuerpo necesita para un correcto funcionamiento.
Se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos, y cumplen funciones específicas, que si nos las consumimos, podemos llegar a presentar deficiencias de estas y enfermarnos.
Podemos clasificar a las vitaminas en liposolubles e hidrosolubles: Las vitaminas A, D, E y K pertenecen a las liposolubles, lo que quiere decir es que se disuelven en grasa; mientras que las vitaminas C y el complejo B son hidrosolubles. Se disuelven en agua.
Las vitaminas liposolubles se pueden almacenar en nuestros tejidos grasos e hígado, lo que puede ser contraproducente si las consumimos en exceso, ya que podemos tener un exceso de estas; mientras que las liposolubles se eliminan en sudor y orina principalmente, por lo que tener un exceso de estas es prácticamente poco probable.
Algunos de los factores que influyen para considerar la ingesta de vitaminas que deberíamos consumir son: edad, sexo, raza o etnia, enfermedades, estilo de vida (tabaquismo, alcoholismo, actividad física), embarazo, lactancia, medicamentos, etc.
Existen también algunos otros factores, como el medio ambiente, que puede generar una mayor demanda, por ejemplo, una considerable cantidad de vitamina D se genera a través de nuestra exposición al sol, por lo que, en aquellos países donde los inviernos son muy largos y en ocasiones no sale el sol, es indispensable considerar adquiría de otra fuente.
Para poder dar un panorama un poco más preciso, trataremos de ir describiendo cada una de las vitaminas, comenzando por las liposolubles.
La vitamina A
La primera en la lista es la vitamina A, esta vitamina, como muchos la conocen es buena para la vista, por lo que desarrolla un papel importante en el buen funcionamiento de esta, también es un factor de crecimiento, esencial en el sistema inmune, reproducción y desarrollo.
Se sospecha de una deficiencia de vitamina A cuando se presentan problemas de visión nocturna, piel gruesa y seca, retraso en el crecimiento en niños, sistema inmune debilitado.
Algunas buenas fuentes de vitamina A en alimentos encontramos: hígado, yema de huevo, pescados, queso, leche, zanahoria, espinacas, etc.
Las cantidades diarias recomendadas son: 700 microgramos (mcg) para mujeres adultas y 900 mcg para hombres adultos, recordemos que puede variar según las necesidades de nuestro cuerpo.
La vitamina A, al ser liposoluble, recordemos que puede almacenarse en hígado y grasa, por lo que si puede existir un exceso si la consumimos en grandes cantidades. Evitemos consumir suplementos vitamínicos si no son bajo supervisión.
En la siguiente columna continuaremos hablando de las vitaminas y sus funciones, ya que al ser muchas, no podemos englobarlas en una sola publicación.