Por: Néstor Daniel Santos Figueroa
El Grullo, Jalisco. 20 de abril de 2022. (Letra Fría) Según cuenta Plutarco en su obra Vidas paralelas, Publio Clodio Pulcro, un patricio romano dueño de una gran riqueza y dotado con el don de la elocuencia, estaba enamorado de la mujer de Julio César, llamada Pompeya. Era tanto su amor, que un día se infiltró en la casa de César disfrazado como músico, mientras celebraban la fiesta de la Buena Diosa, a la que solo asistían mujeres; allí fue apresado y condenado por engaño y sacrilegio.
Además, César reprochó a Pompeya por este hecho; aunque estaba seguro de que ella no había cometido delito alguno, dejó claro que no le agradaba que su mujer fuera sospechosa de infidelidad diciendo: “No basta que la mujer de César sea honesta, también tiene que parecerlo”. La frase del emperador ha quedado como un paradigma de la conducta que se debe exigir a quien ocupa un cargo de responsabilidad en la sociedad. Ser y parecer deberían ser dos categorías tan ligadas como la teoría y la práctica.
La frase tiene una variante: “para ser, primero hay que parecer”. Esto lleva al dilema entre ser y parecer, el cual es muy habitual en las personas que gustan vivir de las apariencias. Lo primero que debemos decir es que para parecer hay que ser, es decir, el parecer se da en algo que previamente es y, por lo tanto, ya tenemos que ser algo para poder parecer ser otra cosa.
Si quieres eres un profesional, tienes que, además, parecerlo. Si vas al nutriólogo esperas que esté delgado; si acudes con un contador, esperas que su estilo de vida refleje finanzas sanas. De otra forma, si no se es congruente entre lo que se proyecta y lo que se hace, puede hacer que disminuya la credibilidad. Desafortunadamente, las personas hacemos juicios con base en poca información y, aun cuando no sabemos la historia completa, asumimos que sí.
Si una persona se para frente a una audiencia para hablar de temas serios de su organización, y cuando comienza a hablar, titubea, piensa lo que tiene que decir, y se ve incómoda o insegura, su audiencia puede pensar que no está lista para ser quien los represente. Es importante no sólo ser un líder, también debes parecerlo.
Esta frase se aplica también en los ámbitos de la mercadotecnia: los productos no sólo deben ser buenos, sino también parecerlo. La marca es la cara que se ofrece al público. Una persona que busca un producto en una estantería, elegirá aquel que crea que es bueno, porque lo parece.
En la realidad, la frase se convierte en una excusa, en una salida fácil, en un engaño. Para ser, primero hay que parecer: no es necesario ser un país, un estado, un municipio de primer mundo, basta con parecerlo, con ofrecer un logotipo, un eslogan, un distintivo que nos represente ante los ojos de los demás como algo que no somos, pero queremos ser, sin importar que lo logremos o no.
MA/MA
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