Zapotlán el Grande, Jalisco.- Rieleras y juanes, es día de los inocentes y esta Adelita a propósito del ambiente bromista aprovecho para compartir algunos datos que pueden resultar chuscos, pero eso sí, que forman parte del conocimiento y la cultura popular. Al fin y al cabo, la calidad de vida también integra el esparcimiento y la expansión de las ideas.
¿Saben ustedes de donde viene la frase “andar hecho la mocha”?
Pues sucede que viene de por allá de cuando don Porfirio que se había propuesto llevar a nuestro México a lo modernidad, impulsó la red ferroviaria del país, y trajo los primeros ferrocarriles.
Eran locomotoras muy grandes, imponentes pero precisamente por su peso resultaban lentas y poco prácticas para transportar materiales que se requerían con urgencia. Así, poco tiempo después llegaron locomotoras más pequeñas, destinadas a cumplir labores locales dentro de las estaciones.
Y ya saben ustedes mis estimados lectores que por estos lares nos pintamos solos y somos sumamente pintorescos para designar nombres a las cosas y como aquellos nuevos artefactos eran más pequeños para los mexicanos de aquellos años eran mochos, pues no tenían filas de vagones como las otras y eran mucho más rápidas.
Así esas locomotoras “mochas” dieron origen a la frase “ir hecho la mocha”, o sea, ir de prisa.
«Darle vuelo a la hilacha»
Otro ejemplo que traigo en este día de los inocentes es “darle vuelo a la hilacha”. ¿A poco no se le antoja ahorita con las vacaciones eso de poner ojos pispiretos e irnos de coquetos? Bueno, pues esta frase la usaban nuestras abuelas para decir que alguien andaba en malos pasos.
La palabra “hilacha” literalmente significa “pedazo de hilo que se desprende de la tela”. La Real Academia de la Lengua Española también lo señala como “residuo o vestigio”.
Así, darle vuelo a la hilacha significa cometer actos que terminarán por destruir o desgastar el tejido sin medir las consecuencias. Un equivalente más actual sería “irse como hilo de media”. O dejarse ir como chivo en cristalería. Nooooo si para frases, los mexicanos somos finos.
Valedor
Los que han estado más o menos cercanos de la cultura chilanga saben que un valedor es aquel que te hace el paro, un verdadero y auténtico carnal. Aunque suene a una frase relativamente reciente, ya aparecía en el diccionario de 1726 como persona que “ampara, protege o patrocina”. Por extensión, una valeduría es un favor que te saca de un apuro. Un paro, pues.
Como los mexicanos somos expertos en deformar las palabras por otras que suenan similar como “¿qué pasión?” o “¿qué pasotes?” para decir “¿qué pasó?”, hacer una valeduría se transformó en “hacer la valona”.
Dato curioso: la valona es un ritmo proveniente de Valonia, una región al sur de Bélgica y que gracias a los migrantes hoy forma parte del folclor michoacano.
«Dar gato por liebre»
La frase “dar gato por liebre” es una referencia constante en las obras literarias del Siglo de Oro en España, siendo Quevedo uno de los autores que más la usaban. Esta frase se empleaba porque en las hospederías o mesones, con tal de ahorrarse un dinerito, a veces se usaba carne de dudosa procedencia, llegando a reemplazar el conejo o el cabrito por carne de gato.
Para tranquilizar a sus comensales, los dueños de los establecimientos recitaban en la mesa el siguiente conjuro: “si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato”. Y como la carne nunca saltaba, se daba por sentado que no era carne de gato. Inocentes.
¡Miren nomás, ya vieron de dónde le viene lo ladino al mexicano!, ah qué la madre patria.
«Aquí hay gato encerrado»
Por otra parte, la frase “aquí hay gato encerrado” tiene un origen curioso.
Aunque nos imaginemos a un simpático felino siendo víctima de encierro, la palabra “gato” en ese dicho se refiere a un bolso donde se guarda dinero, el clásico costalito de monedas que vemos en las películas que retratan la Edad Media.
Cuando la gente quería viajar con un dinerito sin ser asaltados en los caminos, cosían estos bolsitos con dinero en alguna parte oculta de la ropa. Cuando este bolso secreto era descubierto se decía “aquí hay gato encerrado» y el pobre dueño era despelucado de sus moneditas.
Como que la inseguridad que vivimos también puede volver a poner de moda aquella usanza así que no sólo en calcetines y calzones podemos esconder nuestro dinero, sino también bolsitas cosidas por doquier, encerremos al gato y salvemos lo poquito que nos quede del aguinaldo. Y no caigan en la bromas por el día de los inocentes.
Feliz cierre de año 2023 y un mejor 2024 para todos, con todo y que será año electoral.